[dropcap]H[/dropcap]ace unos días fallecía Jacinto Orejudo, un meritorio pintor salmantino cuya obra personal, para el gran público, quedó diluida en la fama de la empresa familiar, Artesanía Orejudo, conocida internacionalmente por la calidad de sus obras decorativas. La prensa local, tristemente, ha pasado por alto el deceso. Las noticias en relación con la cultura no son las más leídas, se descuidan y la pescadilla vuelve a morderse la cola.