[dropcap]H[/dropcap]ace unos días fallecía Jacinto Orejudo, un meritorio pintor salmantino cuya obra personal, para el gran público, quedó diluida en la fama de la empresa familiar, Artesanía Orejudo, conocida internacionalmente por la calidad de sus obras decorativas. La prensa local, tristemente, ha pasado por alto el deceso. Las noticias en relación con la cultura no son las más leídas, se descuidan y la pescadilla vuelve a morderse la cola.

[dropcap]U[/dropcap]na de las oportunidades que ofrece Salamanca es que puedes pasear con los artistas cuando inauguran una exposición y que él te vaya desgranando lo que nos ofrece a los espectadores.
[dropcap]H[/dropcap]ospitalario, quizá sea la palabra que describe nuestro encuentro con Andrés Alén, quién nos recibe en su casa estudio, donde el arte rezuma por los cuatro costados de su hogar. El arte se respira en el aire.