[dropcap]D[/dropcap]ice una buena amiga, docta en vestimentas y en el arte del bien comer, que nadie ha podido igualar al doctor Sánchez a la hora de estirar la espalda para darle lustre al traje. Parece ser que, en esos encuentros internacionales de primer nivel, nuestro inquilino provisional en la Moncloa, logra lucir el palmito levantando envidias. Vamos, que causa sensación el porte del presidente más trotamundos que ha morado el palacio de la política nacional. Y no es peyorativo calificar de trotamundos a quien no para de hacerle kilómetros, por esos variopintos mundos, al avión presidencial.