[dropcap]L[/dropcap]os jóvenes han estado en el punto de mira todo el verano.
[dropcap]S[/dropcap]eptiembre es un mes especial para muchos de nosotros. La mayoría hemos descansado algunos días o semanas en el período estival y es hora de recuperar nuestros hábitos.
[dropcap]T[/dropcap]engo la suerte de vivir delante de un parque. Es más bien pequeño, no te imagines gran cosa, pero tiene los suficientes árboles como para darme la sensación de que no vivo rodeada de edificios y naves industriales. A mí me vale.
[dropcap]R[/dropcap]ecuerdo una vez, estando de viaje con unas amigas, en la que conocimos a un personaje bastante peculiar. El hombre nos explicó sus aventuras y desventuras y cómo estas le habían llevado a vivir a miles de kilómetros de su país natal.
[dropcap]L[/dropcap]levo unos meses metida en algo que se ha puesto muy de moda últimamente: los congresos online. Por si no los conoces, te explico en qué consisten.
[dropcap]E[/dropcap]l otro día leí una frase en Instagram de esas que parecen sentenciar la verdad absoluta. Decía así: “Las personas no cambian, lo que cambia son los ojos con los que la miras”.
[dropcap]C[/dropcap]uando en Wuhan estaban bajo confinamiento estricto, desde el otro lado del mundo leíamos —sin prestar demasiada atención—, noticias sobre las secuelas psicológicas de permanecer encerrados o el índice exacerbado de divorcios que iba a tener lugar.
[dropcap]D[/dropcap]esde que la mayoría de la población puede salir una vez al día, parece que hemos vuelto a la normalidad.
[dropcap]H[/dropcap]ace unas semanas, ya en pleno confinamiento, asistí a un congreso virtual sobre la COVID-19. Incluía información actualizada y de rigor sobre las últimas investigaciones, muy en la línea de los organizadores, y también algunas ideas sobre cómo gestionar mejor esta situación.
[dropcap]D[/dropcap]ías llenos de incertidumbre mezclada con una cotidianidad que nos recuerda que nuestra vida continua.