[dropcap]L[/dropcap]os entrañables Harry y Harriet Hart se conocieron siendo niños en un campamento de verano organizado por De todo Corazón, la ONG filo católica de la que sus padres eran miembros activos. Sus fines eran claros. Cultivar la paz y el amor en el mundo. Para los más peques, todas las actividades y juegos tenían un claro sentido bonificado. Los premios y medallas recaían en las manos y cuellos de los que mostraban buenos gestos, no de quienes obtenían las mejores puntuaciones, en nada influía ser miembro del equipo ganador o del que perdía. Redundante cuando la idea solo es una, aunque sea tan bonita como amar a lo prójimo.