– Hace tiempo que le quería preguntar algo que me tiene intrigado…
[dropcap]C[/dropcap]uando, con trece años, estudiaba en aquel libro de bachillerato los nombres de los huesos, venas, arterias, músculos y otras exquisiteces del cuerpo humano, había que aprenderlo de memoria, con aquellos dibujos en negro y rojo. ¡Parece que los estoy viendo ahora!
[dropcap]E[/dropcap]staba yo oyendo la radio, RNE, e iba a comenzar un concierto en el Real, cuando, ¡oh, sorpresa!, las explicaciones, comentarios, historia, anécdotas, ¡lo que fuese!, las empezaron a dar ¡en inglés!
[dropcap]O[/dropcap]rdenando mi biblioteca, encontré el otro día «Los españoles«, de Luis Carandell y me vino a la memoria un suceso que me ocurrió en relación con este admirado periodista, cronista parlamentario y autor de libros en los que vertía a raudales su humor e ingenio, que no ofendían a nadie. ¡Un insigne espectador y comentarista de su Celtiberia, que tanto amó y disfrutó!
[dropcap]F[/dropcap]ue empeño de Felipe Lucena Conde que la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca pasase de enseñar sólo Química, a ofrecer las otras cuatro Ciencias fundamentales.