La escalada de los precios es una realidad desde hace semanas en Castilla y León. Lo demuestra el Índice de Precios al Consumo (IPC), que creció un 8,5 por ciento en febrero, pero sobre todo, cualquier visita del consumidor a su establecimiento de ultramarinos de toda la vida, al mercado de abastos o a un supermercado, donde los lineales revela que el gasto para los hogares está desbocado.