Subrayábamos hace un par de días que, a diferencia de PP y PSOE, que a lo largo de las últimas semanas han desplegado a su dos máximos dirigentes por esta comunidad, donde 13 de los 31 escaños del Congreso no tienen a priori dueño fijo, ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias niSantiago Abascal habían celebrado ningún acto público en Castilla y León en los últimos meses.
[dropcap]L[/dropcap]as dos jóvenes se colocaron delante de la caseta informativa del partido de ultraderechas Vox y comenzaron a besarse
“El topìllo” aguardó pacientemente hasta la pasada medianoche, fin del plazo para la presentación de las listas, en un inútil intento de conocer a los candidatos de Vox a las elecciones generales en las nueve circunscripciones de Castilla y León. Caía la tarde del lunes y tan solo habían trascendido los nombres que concurren bajo las siglas del partido en tres provincias, Valladolid, Segovia y Burgos. Se había anunciado también que el ex decano del Colegio de Abogados de León, Jesús López-Arenas, encabezaría la lista al Congreso, pero a última hora el ilustre se cayó de la lista tras el pringue descubierto por la cadena SER sobre la estrecha relación entre Vox León y determinado dirigente de la Fundación Francisco Franco, turbiedad que le ha costado el cargo a Carlos Portomeñe, hasta ahora responsable provincial del partido.
[dropcap]H[/dropcap]ace algo más de tres años, Rajoy paseaba tranquilamente por su Pontevedra, cuando un joven, familia suya para más inri, Andrés V. F. le arreó una bofetada.
[dropcap]E[/dropcap]l DRAE enseña que berrea es la brama del ciervo y otros animales en época de celo. Grito o lloro desaforado, principalmente de un niño, viene definido por el verbo berrear. Nunca estos lexemas habían tenido tanto eco hasta las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. Su resultado final arrebató catorce escaños al PSOE, seis al PP y tres a Podemos. Ciudadanos aumentó doce y Vox irrumpió de forma fulgurante en el Parlamento andaluz con otros doce. Esa misma noche, Susana debió berrear en silencio dado el semblante percibido cuando admitió su derrota. Imagino también la terrible tortura de miles y miles acomodados alrededor del poder. Podemos, al día siguiente, lanzó un berrido antidemocrático (¿acaso cabe otro?) induciendo a tomar la calle como símbolo y pujanza de “lucha antifascista”.
