Mariano Rajoy ha renovado la mitad de su Gobierno (en realidad había tres plazas vacantes), pero mantiene en sus puestos a los artífices de los recortes, De Guindos y Montoro, y descarga a la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, que deja la portavocía y asume las relaciones territoriales pero, sobre todo, tendrá que convivir en el Ejecutivo con María Dolores de Cospedal, a las que une una indisimulada incompatibilidad.
De Guindos mantiene las riendas de la economía y gana competencias, mientras que Montoro, artífice de la subida de impuestos a las clases medias y de la amnistía a los ricos, sigue como estaba.
También permanecen en sus puestos los ministros de Educación (Íñigo Méndez de Vigo) que, además, se convierte en portavoz del Gobierno, Catalá en Justicia, Báñez en Empleo y García Tejerina en Agricultura.
Salen del Gobierno Fernández Díaz, Morenés y Margallo, y entran seis caras nuevas.
María Dolores de Cospedal asume Defensa, Álvaro Nadal (Energía y Turismo), el exalcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido dirigirá Interior, Íñigo de la Serna (Fomento), Dolors Montserrat (Sanidad) y Alfonso Dastis (Exteriores).
