– El otro día me di una vuelta por los Escarpes del Tormes, entre Cabrerizos y Aldealengua…
– Hace mucho que no voy por allá… ¿Cómo está? ¿Han construido mucho?
– No. No lo vi muy cambiado, salvo por el camino que han hecho para bicicletas…
– Seguro que rebuscó en las escombreras que dejé en Caenes, para ver si encontraba algo…
– ¡Claro! ¡Cómo no! Pero no había nada… Unos 200 metros más allá, en el mismo nivel, encontré una placa de tortuga, pero nada más. ¡Y mira que busqué y busqué!
– ¡Normal!
– ¿Y allí es donde dicen que hay tan buenos yacimientos de fósiles…?
– ¡Bueno, vamos a ver si me entiende…! La caza de los depredadores a sus presas puede darse en cualquier sitio, por supuesto, pero ellos saben que hay unos mejor que otros, tales como abrevaderos, vados o donde los pastos son mejores dentro de las sabanas o los claros de los bosques. Imagínese, por ejemplo, una sabana actual con sus gacelas, cebras y ñus pastando. Llegan unas leonas, pongo por caso, y atacan a una gacela… ¿Me sigue…? La empiezan a devorar. Aparecen las hienas y los carroñeros alados… Al cabo de un tiempo de la gacela sólo quedan los huesos rotos, que son limpiados por los insectos… ¿Comprendido?
«Ahora, supongamos esa misma escena pero hace 40 millones de años. Lo único que hay que cambiar son los protagonistas: los terribles cocodrilos corredores, Iberosuchus, en lugar de las leonas y los Plagiolophus, Palaeotherium y demás mamíferos de aquel tiempo en lugar de las gacelas, cebras y ñus. La técnica de caza es diferente y los carroñeros también. Pero los resultados son los mismos: ¡Los huesos, mondos y lirondos, fragmentados, sobre el terreno!
Después, puede ocurrir que queden enterrados y que pasado un tiempo, mucho tiempo, los encuentre fosilizados un afortunado buscador.
¿Ese hallazgo de unos huesos de un único individuo, puede considerarse un yacimiento paleontológico? Yo diría que no. Prefiero llamarlo un «punto de interés paleontológico«, porque en sus cercanías quizás haya otros puntos…
– ¡Ahora sí que lo he entendido! Pero he oído que hay otros sitios en que se acumulan gran cantidad de huesos…
– Efectivamente. ¡Haberlos, haylos! Y cuando se encuentran hay que trabajar en ellos incansablemente hasta dejarlos vacios… ¡Como ocurrió en Caenes! Ahora bien, en los Escarpes del Tormes lo usual es encontrar puntos de interés paleontológico; muchos y desconectados entre sí. Aunque también es cierto que bastantes de las piezas halladas en esas condiciones son excepcionales, únicas…
– ¿Como la tortuga que está figurada en el panel de Huerta, ese que comentamos el otro día…?
– Pues sí. Ese ejemplar me recuerda aquello que le conté hace tiempo, de las columnas de Pozzuoli, cerca de Nápoles, donde se aprecia clarísimamente la evolución geológica de la zona. Es como un libro abierto que no necesita las letras para explicarse…
«Pues esta tortuga, que la llaman ‘de San Morales’ porque fue en este término municipal donde se halló, casi en su frontera con Huerta, es otro «libro abierto».
«Se trata de una tortuga fluvial, un pelomedúsido, o si lo prefiere, un podocnemídido, Neochelys salmanticensis, de edad muy avanzada, que al morir fue arrastrado por la corriente de fondo del río, rompiéndose pero sin llegar a separarse las placas y escudos. Lo que ocurrió se deduce fácilmente…»
«Y para añadir extraordinariedad, lo que sobresale por debajo no es una pata de la tortuga, que es lo que parece a primera vista, sino media mandíbula inferior de un cocodrilo fluvial, que ha perdido todos los dientes, y que al tener el tercer y cuarto alveolos dentales juntos, nos dice que se trata de un Diplocynodon tormis».
– Sí. Ya había oído hablar de este maravilloso ejemplar. Incluso dicen que salió varias veces en televisión. ¿No es así?
– ¡Así es! No tiene nada de extraño, porque es una lección viva de lo que le puede ocurrir a un animal que muere y es arrastrado por la corriente de un río…
– ¿Y hay más ejemplos así?
– ¿En la Sala de las Tortugas? ¡A montones! Ya se lo iré explicando…
5 comentarios en «Escarpes»
Interesante y entretenida lección, maestro!
Gracias siempre
Un abrazo,
David
Muchas gracias, David. Ya sabes que me gusta enseñar. ¡Nací para eso!
Un abrazo
Querido Emiliano,
Algún día tendremos que planear una excursión por las riberas del Tormes para que nos expliques todo esto en su sitio. ¿Crees que será posible? Ya me dirás.
Un abrazo,
Emilio
¡Todo es posible, Emilio!¡Todo es posible! Es cuestión de organizarlo.
Un abrazo
¡Todo es posible, Emilio!¡Todo es posible! Es cuestión de organizarlo.
Un abrazo