[dropcap]Q[/dropcap]ue Europa está envejeciendo es una realidad. La tasa de natalidad ha caído drásticamente, a excepción de países como Francia donde la tasa de natalidad es la más elevada. Según datos de la Comisión Europea de aquí al 2050 el número de europeos mayores de 80 años se va a triplicar y las personas de entre 60 y 79 van a suponer ya la cuarta parte de la población europea.
Aquí, en España, recientemente hemos conocido por los datos del INE la caída tan espectacular de natalidad en toda España y especialmente en Castilla y León que sigue siendo alarmante y superior al resto del país con un saldo vegetativo negativo de 9.603 defunciones más que nacimientos. La media de hijos por mujer sigue descendiendo y cada vez tenemos menos y más tarde. Aunque las mujeres no queremos renunciar al trabajo y a una carrera profesional, muchas de ellas tampoco a tener hijos. Pero, el desempleo, la precariedad, la inflexibilidad del horario laboral español, la falta de proporcionalidad en el reparto de las tareas familiares en el cuidado de los hijos y familiares dependientes, y la ausencia de servicios sociales asequibles y aceptables que ayuden a las familias a atenderlos hacen que las mujeres se alejen cada vez más de la maternidad.
[pull_quote_left]No hace falta inventar nada, solo fijarnos en otros países europeos que han implantado fórmulas de compatibilidad laboral y familiar, permisos familiares, una buena red de guarderías gratuitas o con precios asequibles, mejores beneficios para las familias[/pull_quote_left]El frenazo de la natalidad no es nuevo. Se viene produciendo desde hace muchos años sin hacer nada, solo viendo y observando su caída sin poner medios y mecanismos para corregirla. Tanto en el conjunto de España como en nuestra comunidad no se acometen medidas para promover una natalidad que garantice el remplazo generacional y, ni que decir, a nivel local. Se nos llena la boca hablando y encargando estudios sobre análisis de la despoblación en Castilla y León, que una vez conocidos y advertidos de su gravedad prometen tomar medidas solo reflejándolas en convenios o acuerdos de buenas intenciones, a ser posible, con los agentes sociales y la oposición. Son muy lucidos cuando se promocionan, firman y aparecen en todos los medios de comunicación, donde quedan y mueren dichos acuerdos, pues a la hora de la verdad no cuentan con compromiso y financiación necesaria para desarrollarlos y aplicarlos.
Se necesitan con prioridad políticas que impulsen la natalidad con apoyo a las familias, con beneficios a la maternidad y de flexibilidad laboral para que las familias jóvenes puedan compaginar su vida laboral y familiar. Todo lo contrario de lo que está haciendo el Gobierno español, donde los privilegiados que podemos contar con un trabajo vivimos en la constante incertidumbre de poder mantenerlo y donde pedir permisos parentales ya supone la posibilidad de perderlo.
No hace falta inventar nada, solo fijarnos en otros países europeos que han implantado fórmulas de compatibilidad laboral y familiar, permisos familiares, una buena red de guarderías gratuitas o con precios asequibles, mejores beneficios para las familias y que han demostrado que son los que tienen las tasas más altas de natalidad.
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