La salmantina que triunfa en el mercado inmobiliario de Roma

Esther Rivas Cabero, propietaria de una inmobiliaria, lleva más de 30 años viviendo y trabajando en la ciudad eterna, donde se ha hecho un nombre en el sector. Durante la conversación, con un poquito de deje italiano, comparte los precios de las viviendas que vende en Roma y también que ha comprado un piso en Salamanca. Uno con similares características y ubicación en la capital italiana le hubiera costado 200.000€ más.

Hace 33 años Esther Rivas Cabero se enamoró de un italiano, decidió hacer las maletas y emprender una vida en Roma. El amor terminó, pero un hijo la ató a la ciudad eterna. Eso sí, ahora tiene muchas ganas de volver a Salamanca. Al fin y al cabo, no deja de ser ‘la Roma chica’. Dice entre risas que cada vez se parece más a Roma por el caos de tráfico.

En medio de este ir y venir de la ciudad del Tíber a la del Tormes, Esther Rivas Cabero montó una agencia y triunfa en el mercado inmobiliario romano. Al igual que en España, en Italia también tienen problemas vinculados a la vivienda. “Es muy complicado encontrar vivienda en Roma, este año especialmente debido al Jubileo. Hace poco he alquilado un apartamento, con solo un dormitorio, una semana, por 1.600€. Esto ya te dice cómo está el precio de la vivienda en Roma y, lo peor, es que no hay”, explica Esther Rivas.

Preguntamos a la empresaria si en ese centro de Roma le ha vendido alguna casa a un español. “No, son casas que superan los 3 millones de euros. Es un mercado que está orientado a Estados Unidos y un poco a los alemanes”, matiza.

La mayor parte de los propietarios que tienen casas en el centro romano y en el segundo anillo de Roma prefieren destinarlas al alquiler turístico y, al igual que ocurre en las ciudades españolas, no se encuentran alquileres asequibles para personas trabajadoras que tienen que vivir la vida cotidiana.

“La zona del centro histórico, lo que se conoce como el Tridente, es un mercado para extranjeros. En mi caso, les estoy vendiendo casas a americanos. Si abres un poco el abanico, pero muy pegada al centro, es donde viven personas con alta capacidad económica, y a medida que te alejas, es más económico, pero yo trabajo en las todas las áreas”, puntualiza.

Asegura que no ha tenido ningún problema por ser española. “Todo lo contrario. Llevo muchos años en Roma y a mí me han tratado siempre como una de ellos. Es más, cuando hablo italiano, con un poquito de acento español, me dicen: ‘¡Qué bonito acento! ¡Qué bonita España!’”, apunta Esther Rivas Cabero.

Quizá por ello, por esa nostalgia, la empresaria está pensando en regresar, pero no tiene en mente cerrar su empresa. “Me va bien y tengo personas trabajando para mí. Estoy buscando tranquilidad y tengo ganas de tener calidad de vida y de venir a vivir a mi ciudad”, explica.

Presume de Salamanca y cuando ha venido a pasar unos días con amigos de otros nacionalidades siempre le dicen: ‘Pero, ¡qué haces viviendo en Roma!’. “Quedan encantados de la calidad de vida, de la belleza de la ciudad… es una ciudad pequeña con mucho carisma y magia. Tienen razón. Creo que he cerrado mi ciclo de vida cotidiana en Roma y lo que quiero hacer es una pequeña transición. Seguir con mi empresa abierta, pasar más tiempo aquí e ir allí cuando tenga que hacer gestiones que debo resolver personalmente», explica.

No descarta trabajar en Salamanca en algo que sea afín a sus características, «pero eso ya se andará”, señala. Durante estos años en Roma ha llevado una vida caótica, estresada y no le sienta bien.

Acaba de adquirir una casa en Salamanca, teniendo en cuenta que su ‘vara’ de medir es el mercado romano, no le ha parecida cara. “Estoy remodelando el piso que he comprado, si todo va bien, me lo entregaran a finales de mayo. No me ha parecido caro. Haciendo una comparación de dónde he comprado el piso en Salamanca, a lo que podría haber sido en Roma, hubiera pagado 200.000€ más por un piso igual. Es abordable. Ha subido el precio, pero hay que adaptarse”, concluye Esther Rivas Cabero.