Luis Fuentes, virrey de Castilla

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Luis Fuentes toma posesión de su cargo como presidente de las Cortes de CyL. (Foto: Ical)

[dropcap]E[/dropcap]sta semana, el nombre del salmantino Luis Fuentes ha vuelto a saltar a la palestra. Fuentes es ahora, contra pronóstico, el flamante presidente de las Cortes de Castilla y León, tras el pacto suscrito entre las derechas en la comunidad. El motivo por el que Fuentes ha protagonizado noticias estos días ha sido su intención de trasladarse al apartamento presidencial existente entre los muros del edificio del parlamento autonómico. El trasiego de mobiliario hacia la hasta ahora desconocida estancia, propició la circulación de rumores sobre el uso del privilegio que hará a partir de ahora el presidente de la institución autonómica. Antes, ningún presidente había utilizado el apartamento en legislaturas pasadas. Ha tenido que llegar el adalid de la regeneración para que se haga uso de un privilegio, una contradicción en toda regla.

 

Fuentes no solo se caracteriza por su indisimulada inclinación hacia los privilegios, como ocurre con el apartamento que usará a partir de ahora -ha matizado que el uso será ocasional, claro-, sino también ha demostrado habilidad para colocarse bien en los últimos años de su vida laboral. A pesar de haber tenido un buen maestro, su propio padre -Marcial Fuentes, expresidente de la federación de jubilados de Salamanca, uno de esos a los que no se les puede dar lecciones de caciquismo, porque se las sabe todas-, Luis ha tenido poca suerte en política hasta hace poco más de cinco años, cuando supo arrimarse al árbol naranja de Albert Rivera. Antes, en su haber figuran los fracasos por su aventura al frente de Unión del Pueblo Salmantino (UPS), un partido de corte regionalista que abominaba del poder centralista que ejercía la Junta desde Valladolid. Con el paso del tiempo, el propio Fuentes ha sido capaz de renegar de sí mismo para ser diputado autonómico por Valladolid. ¡Quién se lo iba a decir!

En 2014, en plena expansión del partido de Albert Rivera por los territorios más allá de Cataluña, Luis Fuentes vio la oportunidad que la vida le había negado antes. Se ofreció en cuerpo y alma al líder catalán para poner a su disposición la estructura de UPS para crecer en Salamanca y tejer alianzas con otros grupos regionalistas en Castilla y León. Así fue y, tras la mala experiencia cuatro años antes de Libertas -la candidatura a las europeas que impulsó Rivera con socios poco aconsejables, donde también participó Fuentes-, llegaba la hora de sacarse una espinita y aprovechar, ahora sí, el viento favorable para vivir de la política antes de la jubilación. Don Luis, como le gusta que le llamen cuando le abren la puerta del coche oficial, siempre aspiró a vivir de la política y lo ha conseguido.

Don Luis ha sabido reponerse a los baches que el caprichoso destino ha ido poniendo en el camino. Tras haber ejercido como portavoz de Ciudadanos en las Cortes de CyL durante 4 años, fue desplazado como candidato a la Junta por su partido, en una operación orquestada por el aparato naranja para promocionar a Silvia Clemente en unas primarias que, tras el pucherazo, dejó paso a Francisco Igea. Fuentes tragó bilis y se sacó fotos con Clemente para mostrar su apoyo, a pesar de haber sido desplazado por ella.

Tras el fiasco de las primarias, don Luis permaneció sumiso en silencio, a la espera de ser recompensado por responder con una fidelidad también llamada sumisión tanto desprecio hacia su persona. Fue recogido en las listas como número 2 por Valladolid y, su gran momento, llegó tras el pacto con el PP, que lo aupaba a la presidencia de las Cortes, un puesto bien remunerado -cerca de 100.000 euros anuales- y con apartamento asociado, para evitar pagar el alquiler de un piso en Valladolid. Ganaba casi lo mismo que en a legislatura pasada (95.000 euros), pero ahora con la posibilidad de ahorrarse el alquiler del piso en el que vivía.

Con todos los avatares vividos en los últimos años, no hay duda que don Luis ha sacado fuerzas de flaqueza y, tras resurgir de sus cenizas para colocarse como segunda autoridad de la comunidad, le queda como anillo al dedo el apodo que le han puesto en los círculos de la política regional: Don Luis Fuentes, antes leonesista y ahora “virrey de Castilla”.

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