La Universidad de Salamanca y La Crónica de Salamanca inician una serie de entrevistas y reportajes a egresados que se han formado en las aulas del Estudio Salmantina y están trabajando fuera de nuestro país.
[dropcap]J[/dropcap]osé Manuel Muñoz, fue alumno de la primera promoción de la licenciatura de Biotecnología de la Usal, del 2004 al 2009 y de forma simultánea, estudió la Licenciatura en Historia, queremos conocer si había diferencia entre una facultad y otra. “Observé una universidad muy diferente en Humanidades y en el campo de las Ciencias Experimentales, aunque ambas perspectivas fueron siempre muy enriquecedores para mí”.
Le llamó mucho la atención la forma de ser y entender la vida de sus compañeros de Historia, “tenían una sensibilidad muy especial que admiro. Hoy en día tengo muy buena relación con los compañeros de ambos campos. Intento verlos siempre que puedo durante mis vacaciones”.
Muchos científicos de los de antes tenían una vena humanística muy importante, como Ramón y Cajal, Severo Ochoa… ¿Te sirvió estudiar Historia para desarrollar tu faceta de científico?
Me sirvió mucho como una vía de escape y me sigue encantando aprender historia.
¿Incluiría materia de Humanidades en las carreras de ciencias?
Historia de la técnica, de la ciencia,… que es muy interesante para saber hasta cuándo la ciencia puede contribuir al progreso, si se conoce el contexto. Creo que las personas tienen que desarrollar la interdisciplinariedad.
En 2009, comenzó el doctorado que concluyó en 2015. Aclara que durante los años de doctorado fue donde más se desarrolló profesionalmente. “Eres trabajador de la Universidad, porque estás contratado”. Estuvo contratado por el programa de contratos predoctorales de la Junta de Castilla y León, cofinanciados por el Fondo Social Europeo. Son la mano de obra para que se haga investigación en la Universidad de Salamanca. “Los investigadores predoctorales en España trabajan muchísimo a pesar de las enormes dificultades en los inicios de la carrera investigadora”.
Durante la tesis, estuvo cuatro meses en Grenoble, Francia, haciendo una estancia de investigación. “Esto me ayudó mucho a abrir la mente”.
Cum Laude en la tesis doctoral y Premio Extraordinario de Doctorado. Comenzó a escribir correos a centros de investigación en el extranjero (Reino Unido y Francia fundamentalmente) hasta que encontró trabajo en Londres.
¿Notaste diferencia entre los laboratorios de Francia o Inglaterra y los de Salamanca?
Sí.
Explícate…
En Salamanca nos buscábamos la vida, trabajando muchísimo. Mientras que en Francia y Londres hay más investigadores post doctorales y existe un trabajo más dirigido, donde es más fácil obtener ayuda, ya que a tu alrededor hay muchas personas expertas en el tema y con experiencia que te pueden ayudar muy rápidamente.
En Salamanca, al tener escasa financiación y, a veces ninguna, dedicamos muchas horas a trabajar gratis. Esto se debe a los tiempos de espera enormes que hay desde que solicitas una ayuda o contrato para realizar la tesis y la recibes, que pueden tardar más de 6 meses en el mejor de los casos, y a veces no se conseguían en primera instancia. «En el extranjero esto es impensable, nadie trabaja sin recibir una remuneración económica. Durante los años de la tesis, económica».
Esos años que tuviste que buscarte la vida, que dedicaste muchas horas,… ¿Lo valoran en el extranjero?
Sí, porque se consigue autonomía. Los investigadores saben buscarse la vida, en lugar de estar dirigidos. Esto fuera se premia, porque saben que los españoles estamos acostumbrados a trabajar con mucha autonomía. Los doctorados en España son más largos, durante este tiempo adquirimos un grado de autonomía y publicamos más. Esto es muy positivo. Por ejemplo: en Inglaterra los doctorados son de tres años y están muy bien dirigidos por los jefes de grupo y al acabar no han adquirido esas competencias de ser tan independientes como los españoles. Esto hace que estemos muchos españoles trabajando fuera. Muchos de los compañeros que tuve en Salamanca tenían una independencia y una capacidad de autodirección admirable.
En el centro de investigación donde trabaja José Manuel Muñoz hay más de diez personas que han estudiado en Salamanca. “La Universidad de Salamanca se conoce por la cantera que ha generado, por los que nos hemos ido a trabajar fuera, no por otra cosa”.
Muñoz trabaja en el Barts Cancer Institute, de la Queen Mary University of London, pertenece al departamento que investiga como interacciona el microambiente de los tumores en el crecimiento de los tumores, y cómo este conocimiento puede aplicarse para nuevas terapias. Concretamente estudia los vasos sanguíneos, células inflamatorias, la matriz intracelular dentro del tumor. “Mi grupo de investigación es experto en los vasos sanguíneos. En cómo se pueden usar los vasos sanguíneos para tratar el cáncer, como se comunican los vasos sanguíneos con el tumor y buscar nuevas terapias”.
¿Con cuántas nacionalidades estás trabajando?
En el departamento hay muchos ingleses y mediterráneos: portugueses, italianos, griegos, franceses y españoles. Muchos asiáticos, chinos y japoneses e indios. Lo que menos hay son: americanos, alemanes, holandeses y belgas, porque en el centro de Europa van a Alemania o se quedan en sus países.
Los países pobres de Europa van a Inglaterra… ¿Y en su grupo?
Somos ocho, cuatro españoles, dos somos de Salamanca, y una hispanoargentina, una portuguesa y dos inglesas.
Por lo que hablan español…
No deberíamos (risas) Eso es lo negativo. Muchas veces no nos damos cuenta de que no estamos solos los españoles y sin querer usamos nuestra lengua materna.
¿Incluiría la asignatura de inglés en la carrera?
En nuestra profesión todo se mueve alrededor del inglés, pero a priori no es esencial. Me explico: El inglés se aprende saliendo fuera. A mí no me limitó, no tenía un nivel altísimo y eso no impidió que me fuera a trabajar a Londres. En esta profesión no es un factor imprescindible saber inglés. No trabajas de cara al público, como puede ser en el sector sanitario, a los que le exigen una prueba de inglés, a nosotros no, pero sí que es muy bueno dominarlo, porque tienes que escribir artículos en tu trabajo que para publicarlos hay que expresarse muy bien en inglés; tienes que pedir dinero al extranjero y hay que hacerlo en inglés. Por lo que es necesario desenvolverse bien en el idioma. No te lo exigen para acceder a un puesto de trabajo en mi campo, pero lo vas a necesitar. Pero, se aprende.
Desde tu experiencia, ¿cómo podemos mejorar la Universidad de Salamanca?
Creo que los alumnos y los trabajadores de doctorado deben conocer el mundo que les espera fuera, porque no se prepara bien a los universitarios para saber vender su curriculum una vez que terminas la carrera o el doctorado, cuando en otros países eso sí que lo tienen claro. Los españoles nos vendemos muy mal. Estamos demasiado acomplejados para salir fuera. Cuando estás en Salamanca haciendo el doctorado parece que vives en una burbuja y no te explican nunca el mundo que hay fuera. Por eso, en mi caso fue muy positivo irme durante el doctorado cuatro meses a Francia para tener una idea de lo que iba a haber después. Es como
si nos diera miedo escribir un correo para solicitar un trabajo y creo que eso fuera, los universitarios o doctores de otros países, lo ven muy fácil.
Por supuesto, la Universidad de Salamanca, junto con todo el sistema universitario y científico español debe encauzar que exista oportunidades para los jóvenes investigadores, que se basa fundamentalmente en que exista muchísima más inversión en I+D+i, y en establecer una carrera investigadora sin la cantidad de obstáculos que tenemos hoy en día, y que el talento que forma, si marcha al extranjero, tenga la posibilidad de retornar.
Una vez que estás allí, ¿se valora la formación recibida en España?
Sí, porque somos muy trabajadores, sacrificados y fieles a los proyectos con los que nos comprometemos. La parte negativa es que no sabemos vendernos. Cuando miro atrás soy un gran admirador de mis antiguos compañeros (grandes amigos en la actualidad) de mis dos carreras: los biotecnólogos y los historiadores. Todos ellos son hoy en día unos grandes profesionales, muchos de ellos en el extranjero, y otros pocos (quizá los que menos) que se quedaron en España.
¿Tenéis posibilidades de retorno?
Podemos volver con unos contratos de retorno que se llaman Ramón y Cajal o Miguel Servet. Son unas ayudas que concede da el Ministerio para investigadores que han estado más de cinco años fuera. Son muy limitados y te exigen que lo que hayas publicado sea muy bueno (de muchísimo impacto). La única forma de volver es salir fuera, producir mucho e intentar retornar. Somos muchos los que queremos volver.
Véndase bien al nuevo Gobierno. ¿Qué traerían si regresaran?
Los investigadores que regresan traen nuevas ideas. Además, del modelo de trabajo de otros países que están muy por delante de España en investigación, como puede ser Reino Unido, que ha dado muchos premios Nobel y tienen la ciencia muy metida en la sociedad. Esos investigadores pueden traer muchas ideas a España.
Y, ¿a la Universidad de Salamanca?
Ofrecen un punto de vista distingo que es enriquecedor y puede atraer dinero europeo y eso solo pueden hacerlo personas con curriculum excelentes.
¿Qué echas de menos?
La familia, los amigos, el sol, la tranquilidad de Salamanca, el que puedas ir andando a todos los sitios. La vida pausada. Londres es una ciudad que vive a mil por hora.