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“Los pacientes llegaban uno tras otro hasta casi 70 al día en el pico de la infección”

Hilo viral del doctor Miguel Marcos, recordando el inicio de la pandemia en Salamanca
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Sanitarios se llevan a un enfermo de Covid en mayo. (Ical)

 

Miguel Marcos, médico internista del hospital de Salamanca, ha recordado cómo empezó todo hace dos meses, con momentos críticos de los que hay que aprender, y mucho, sin bajar la guardia.

 

Nunca dice una palabra más alta que la otra, pero sus argumentos son seguidos escuchados y analizados por muchos, dentro y fuera de Salamanca. Es así porque ha sido y es uno de los protagonistas que ha vivido en primera línea de batalla la lucha contra la Covid-19 que, aunque ha remitido, sigue muy presente en una sociedad que no debe descuidarse ni olvidar a este ‘mal bicho’, como siempre lo ha definido.

Así lo recuerda el médico internista del hospital de Salamanca, Miguel Marcos, quien ha viralizado (una vez más) otro hilo en la red social Twitter, en el que ha recordado cómo empezó ‘lo más gordo’ del coronavirus, cómo se gestionó en el Hospital y cómo muchos no daban crédito a lo que se avecinaba. Aunque el primer ‘arreón’ ha pasado: “Las postguerras, a veces, han sido tan terribles como las guerras, pero esto ha sido corto y tenemos mecanismos para conseguir mejorar”.

“16 de mayo. Hace 2 meses, un 16 de marzo, ‘estalló’ la pandemia en las plantas de mi hospital y fue el día que se cerró. En Urgencias llevaban ya varios días siendo muy conscientes del problema y nosotros teníamos pacientes hospitalizados, pero todo cambió ese día”.

“Tengo diferentes recuerdos de ese día, algunos más concretos y otros más difusos. Casi recuerdo más la reunión que tuvimos el día antes (domingo por la tarde) con mi jefe de servicio en el hospital para planificar todo. Esta reunión fue clave para ir un poco por delante del virus”.

“Digo un poco por delante porque la expansión de la infección por COVID-19 fue, sencillamente, brutal y apenas podíamos planificar las diferentes plantas que se iban abriendo. Los pacientes llegaban uno tras otro hasta casi 70 al día en el pico de la infección (24-26 de marzo)”.

“De ese día, del 16 de marzo, apenas recuerdo comenzar a organizar las áreas COVID y 2 detalles concretos. Comenzar a organizar con las enfermeras una unidad de gestión de casos/información de familiares, que ha sido tan importante durante la crisis para humanizar la asistencia”.

“También recuerdo hablar con el jefe de servicio de Psiquiatría sobre el Pasmicor, gran programa para dar apoyo en el ámbito de salud mental a sanitarios, pacientes… Ya en ese momento era obvio que esto iba a dejar otras heridas además de las físicas”.

“El resto de la mañana y parte de la tarde (fue la primera de una de tantas largas jornadas), que incluyó una reunión con la dirección explicando la posible expansión de las plantas (el ritmo lo marcó el virus, lamentablemente), lo recuerdo en una nebulosa y de forma difusa”.

“Y sobre todo recuerdo que en general la gente no sabía qué hacer ni lo que estaba llegando (incluso quedaban ‘negacionistas’) Los que en ese momento teníamos claras 1 o 2 ideas éramos realmente unos privilegiados… aunque tampoco estábamos listos para la crudeza de lo que vimos”.

“Había mucha gente a la que le decía… ¿pero no conoces nadie en ningún hospital de Madrid? ¡Llámales y que te cuenten lo que está pasando! Tuvimos, en parte, esa ‘suerte’, la posibilidad de prepararnos un poco más viendo lo que ocurría en los hospitales de Madrid”.

“Creo que el 18 entré en el despacho de digestivo para decirles… «no sé si tocará abrir esta planta en breve»... y me miraron con cara de susto y de sorpresa”.

“Y comento todo esto porque tener un fin de semana completo sin turnos o guardias y sin tener que ir al hospital, aunque le dediquemos tiempo igualmente al coronavirus (planificación, investigación, protocolos…), es algo que parece increíble después de dos largos meses”.

“Parece que llevamos toda la vida atendiendo pacientes #COVID-19 y es que la intensidad de lo vivido ha sido enorme. Hemos visto situaciones que no sabíamos ni que podían pasar y completado tareas que no pensamos nunca plantear. Esperamos continuar la desescalada y reducir casos”.

“Olvidarnos de lo que ha pasado será imposible (y sería un error, hay que aprender de lo ocurrido y mejorarlo). Pero espero por lo menos que las heridas que puedan cicatrizar, cicatricen, y que mantengamos las cualidades positivas que nos han ayudado, sobre todo el compañerismo”.

“Igual que llevamos ya unos días analizando a tope los datos que tenemos de los pacientes e investigando sobre esta enfermedad para lo que nos queda, también tendremos que hacer balance individualmente, como grupo y como sociedad, de qué hemos hecho y qué podemos hacer desde ahora”.

“Los retos que nos quedan, en el ámbito sanitario y como sociedad, son ENORMES, pero estoy seguro que lo superaremos, como así ha sido siempre. Las postguerras a veces han sido tan terribles como las guerras, pero esto ha sido corto y tenemos mecanismos para conseguir mejorar”.

“Siempre sin olvidarnos que es clave mantener controlado la #COVID-19 y que nos acerquemos todo lo posible a la transmisión cero del virus. Distanciamiento físico, lavado de manos, evitar aglomeraciones y sitios cerrados… Para poder avanzar, no se pueden dar pasos atrás”.

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