Esta pandemia de la Covid-19 ha dejado muchos héroes, en muchos casos anónimos, que han salvado vidas y han contribuido a que nuestro día a día haya sido y sea un poco más llevadero.
Obviamente, en un primer plano están los sanitarios, que se han dejado la piel por intentar evitar el mayor número de muertes posible, viviendo momentos muy dramáticos y teniendo que despedir a demasiados seres humanos que se han muerto solos…
Pero, los segundos en esta lista, son los agricultores y ganaderos; en este caso, hay que centrarse en los de Salamanca, pero es una situación extrapolable a todo el conjunto del país. Nunca han dejado de trabajar, de producir alimentos para dar de comer a toda la provincia, toda la comunidad y todo el país.
Por fin, aunque haya sido tan solo por unos días, la sociedad y los políticos sí consideraron al campo como un servicio esencial; parece algo obvio, ¿verdad? Pues nunca ha sido así, ni mucho menos porque los productores están cada día al pie del cañón para que el suministro de alimentos no se haya visto alterado ni lo más mínimo.
Y todo ello pese a un nuevo maltrato con los precios en origen, que experimentaron una gran bajada por la necesidad de los profesionales de sacar los productos al mercado en un momento tan dramático como el de un confinamiento que nos ha cambiado a todos.
No en vano, esta situación no es nueva para el sector, ya que solo unas semanas antes del estallido de la Covid-19 (30 enero 2020), el sector agroganadero tomó las calles de la capital salmantina con sus tractores en un hecho sin precedentes, con el fin de denunciar la precariedad de los precios, con la sensatez de un acto tan pacífico como histórico.
Por todo ello, es justo que la sociedad valore como se merece a un sector que en la provincia de Salamanca produce alimentos para todos y de una calidad que delata el gran trabajo de los profesionales; por algo Salamanca es la despensa de alimentos de toda España con productos de gran calidad: derivados del vacuno y el ovino, jamón de Guijuelo, lenteja de la Armuña, garbanzo Pedrosillano, aceite de Ahigal y San Felices de los Gallegos, vino de la Sierra de Francia, miel de Reina Kilama… entre otros tantos.
La nueva PAC, más de lo mismo
Otro de los aspectos que ha traído de cabeza al sector agroganadero ha sido la Política Agraria Comunitaria (PAC) para el periodo 2021-27 y que se ha saldado con las mismas ayudas que el periodo anterior. O lo que es lo mismo, mismo importe para España cuando la vida y los costes de producción se han elevado de una manera notable. 47.500 millones para España, de los que casi 1.100 anuales serán para los profesionales salmantinos.
Los ataques del lobo a los ganaderos de la provincia es el otro gran caballo de batalla por las pérdidas que suponen para el sector con los animales muertos y el lucro cesante, que tantos quebraderos económicos ocasiones a los ganaderos.
Por todo ello, y muchas cosas más, el sector debe tener el reconocimiento que se merece siempre, pero más aún en un 2020 en el que ha dado la cara en la sombra hasta el último momento. Los profesionales no quieren medallas, ni trofeos, ni homenajes… con pagarles lo que se merecen por sus productos estarían más que satisfechos. Y ni por éstas.
1 comentario en «2020: el año en el que el campo salmantino dio una (nueva) lección»
A chupar mamandurrias de subvenciones ,si no da q cierren como le pasa a otros negocios y no ser parásitos de los impuestos ajenos