[dropcap]H[/dropcap]ay que aprender a convivir, aunque en este puente del Pilar en Salamanca se vuelven a ver escenas donde el turista tiene dificultades para poder pasear por las calle y plazas más céntricas de la ciudad, como ocurría antes de la pandemia, donde los vecinos de la zona histórica de la ciudad ya reclamaban medidas para solucionar este asunto. Dos años después y una pandemia de por medio no se han buscado soluciones, ni tampoco ha habido intención de hacerlo.
Estos días, Salamanca muestra un aspecto como los que se vivían antes de la pandemia. Además, el tiempo acompaña y la temperatura es benigna incluso por la noche, por lo que las terrazas de las calles y plazas céntricas están repletas de visitantes ávidos de disfrutar de la gastronomía charra.
A esta imagen idílica de recuperación de la normalidad, se vuelven a contemplar escenas donde las aceras han sufrido una anorexia tan acuciante que es muy dificultoso caminar por ellas, porque al mobiliario propio de las terrazas, se unen las alacenas que necesitan los profesionales de la hostelería para colocar sus utensilios, por lo que el gran comedor, en el que se han convertido las calles del centro, ahora son pistas de obstáculos para todos aquellos turistas que simplemente quieren pasear por la bella ciudad dorada.