«Cometimos el error de hablarlo con el Ayuntamiento, porque cuando empezó a ver que el proyecto tenía un poco de entidad, después de décadas de abandono, en cuestión de un mes aprobaron 100.000€ para hacer un muro. Se publicó que se iba a cerrar el Cerro de San Vicente porque se llenaba de indeseables, botellones y mendigos,… Lo cerraron, se acabaron los bancales y los huertos. Después vino esto», explica Rodrigo Santamaría, miembro de Scientist Rebellion y profesor de la Universidad de Salamanca preocupado por el cambio climático y la crisis energética.
De esos primeros 100.000€ se pasó a más de dos millones de euros que han convertido el Cerro de San Vicente, en un gran área verde que según explicaba el Ayuntamiento en su día «permitirá compatibilizar la función arqueológica de este espacio con la de parque urbano, espacio cultural y mirador de la ciudad; en definitiva, en un espacio vivo en el que convivan los trabajos arqueológicos, las visitas de salmantinos y turistas y en el que se potencie su dimensión sociocultural».
La realidad es que el proceso de ajardinamiento, según explica Santamaría, «es una cosa horrible. Lo primero que hicieron fue echar herbicida, con lo que destruyeron toda la flora autóctona y algunos árboles que había medio secos, que ellos dirán que estaban enfermos. Nosotros habíamos hecho un inventariado de árboles y creemos que los han respetado».
Con el proceso que ha hecho el Ayuntamiento en el Cerro de San Vicente, la vegetación baja desapareció, porque si quedó alguna semilla, el siguiente paso fue echar áridos para que ahí no creciera ni buena, ni mala hierba. Metieron riego por goteo, sembraron unas plantas y ahora, en primavera está como se puede ver, verde.
Eso sí, «se han cargado una zona que se mantenía sola y que se podía utilizar para huertos urbanos integrados en un barrio y lo han convertido en lo mismo que convierten todo, en una gran explanada en la que pondrán un chiringuito o un bar en verano», apunta el miembro de Scientist Rebellion y se lamenta: «Probablemente, si no hubiéramos ido al Ayuntamiento e intentamos involucrarlos, no habría pasado lo que ha ocurrido en el Cerro de San Vicente».
Huertos urbanos
Por definición, un huerto urbano está dentro de la ciudad, suelen utilizarse solares abandonados que hay en la urbe, en zonas ajardinadas o no ajardinadas que estén dentro de la ciudad. «Con los huertos urbanos que han hecho en Salamanca ocurre igual que con el carril bici: es una red para darte paseos el fin de semana«, puntualiza Santamaría.
Un grupo de personas, entre las que se encontraba Rodrigo Santamaría, y vecinos del barrio de San Vicente sembraron en su día los huertos y empezaron a recuperar los del cerro de San Vicente. Hicieron bancales, involucrando a Cáritas, al instituto de La Vaguada,… y parecía que estaba funcionando. «Sembramos ajos. Hablamos con el Ayuntamiento, no nos hicieron caso durante un año, llegaron a verlo un par de concejales, entre ellos el de Parques y Jardines de entonces que dijo algo así como que peor de lo que está, no lo vais a dejar«.
Los vecinos y ecologistas no, pero el Ayuntamiento sí que lo ha dejado peor que estaba, enterrando en el Cerro de San Vicente millones de euros.
Eran huertos tradicionales de toda la vida. Los vecinos del barrio de San Vicente iban caminando hasta allí, sembraban sus cosas, con el agua del arrollo de los Milagros que bajaba por la Vaguada de la Palma. «Se mantenía de una manera sencilla, sin combustibles fósiles y era un recurso de la ciudad relativamente interesante de cara al encarecimiento de los combustibles fósiles y las materias primas», explica Santamaría.
El incremento de los precios en todo está para quedarse, cuando se habla de que sube la electricidad, el gas,… no es una cosa coyuntural de la guerra de Ucrania, es algo que llevamos viviendo desde la crisis del 2008.Tiene que ver con el pico de extracción de recursos fósiles. «Cada vez se extrae menos petróleo y es más caro, por lo que da lugar a subproductos de peor calidad. Eso está aquí para quedarse y vamos a verlo de una manera bastante acelerada en los próximos años. Empezando por el diésel que es lo que mueve la maquinaria», concluye.
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Duele a la vista