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El desperdicio de comida estará multado

En 2020 se desecharon 1.300 millones de kilos de alimento

El Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. De esta manera, se pretende reducir el desecho de alimentos sin consumir y multará el desperdicio alimentario. En 2020, tres de cada cuatro hogares españoles desperdiciaron comida, alcanzando los 1.300 millones de kilos de alimento desechado.

Este martes, el Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, con el objetivo de favorecer un mejor aprovechamiento de la comida, así como de reducir el desecho de los alimentos sin consumir. Entre otras cosas, el texto incluye la obligación para la hostelería de ofrecer las sobras de comida a sus clientes. Esta práctica, denominada en EE.UU. como ‘doggy bags’, deberá hacerse sin coste adicional y en envases reciclables, bajo sanción de 2.000 euros.

En 2020 se desperdiciaron más de 1.300 millones de kilos de comida en los hogares españoles, Según datos del Ministerio de Agricultura. Individualmente, la media en dicho período se situó en 31 kilos/año por persona. Estas cifras superaron a las registradas en 2019. Asimismo, alrededor de un 80% de la comida desperdiciada fueron alimentos sin utilizar, frente al 20% de comida elaborada. Por su parte, la FAO calcula que el 30% de los alimentos que se producen en el mundo, se desperdician.

Por lo tanto, el texto impulsado por el Ejecutivo pretende fomentar las buenas prácticas desde los productores primarios hasta los consumidores, tanto en los hogares como en hostelería. También incluye medidas para evitar la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas ha explicado que este proyecto busca, tanto “regular y concienciar”, como prevenir la “ineficiencia en la cadena alimentaria”, puesto que tiene consecuencias económicas, ambientales y sociales. También ha indicado que el 40% del desperdicio se produce en las tiendas y los hogares, mientras que el 20% restante se da en la cadena alimentaria. “En este mundo existe hambre y malnutrición, y este tema golpea la conciencia de todos”, ha valorado Planas.

El proyecto de ley recoge que las empresas deberán donar los excedentes de alimentos, estipulando el destino de los mismos. De esta manera, se evitará el desperdicio, priorizando siempre el consumo humano. Ya sea a través de la donación o de la redistribución de la comida. Además, los establecimientos comerciales deberán disponer de líneas de venta de productos “feos, imperfectos o poco estéticos”, favoreciendo la venta de productos con fechas de caducidad o consumo preferente próximas. Finalmente, se contempla la transformación de alimentos válidos para el consumo humano, por ejemplo, en zumos o mermeladas. Aquellos que no lo estén, se destinarán a la alimentación animal o como subproductos en otras industrias.

 

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