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El arte en barro se apodera de Los Bandos

28 alfareros mostrarán su arte en la Feria de Alfarería y Cerámica hasta el 14 de junio
Tomás Pérez, alfarero de Alba de Tormes, en la Feria de Alfarería y Cerámica en Los Bandos. Fotografía. Sergio Villarino.

28 artesanos alfareros de Salamanca, Zamora, León, Valladolid, Ciudad Real, Bilbao, Toledo, Cáceres, Badajoz, incluso de Portugal o Francia están presentes en la plaza de Los Bandos hasta el 14 de junio en la Feria Internacional de Alfarería y Cerámica.

Por. Patricia Martín 

La artesanía siempre ha sido fiel compañera del ser humano a lo largo de toda la historia. A pesar de todo, a principios del siglo XX, esta técnica fue desplazada tras la aparición del vidrio, el aluminio, la hojalata o el plástico.

Hoy en día, la alfarería continúa su camino al haberse consolidado como una tradición. Esta herencia ha pasado de generación en generación y ahora, jóvenes y abuelos comparten la misma afición, puesto que de esta manera, se ha conseguido combinar las antiguas técnicas con nuevas fórmulas innovadoras.

En este sentido, hemos querido conocer la situación en la que se encuentra actualmente la profesión, las diferentes maneras de poder innovar para seguir a flote, el tipo de cliente que tienen, las ventajas que les ofrecen este tipo de ferias y las cualidades distintivas de su barro.

Mercedes Alonso de El Alfar, procedente de Pereruela de Sayago, Zamora, comenta que el barro de Pereruela viene de muchísimos años atrás. «Es muy tradicional y funciona bien. Aunque las vitrocerámicas han quitado bastante territorio a la venta de la cazuela, porque no se puede cocinar en ella”.

Esta artesana aclara que “el oficio hoy se encuentra bastante bien, porque se va gastando y trabajando regular dentro de lo que hay. Hemos estado dos años sin hacer ferias y se ha notado y ahora parece que ya vamos algo mejor en ese aspecto”.

Asimismo, sobre las cualidades con las que trabaja su barro comenta “aguanta muy bien todas las clases de fuegos y es lo más resistente que hay en tipo de barro. Además, se caracteriza también por el sabor que les aporta a las comidas y mantiene bien el calor a los asados”.

Uno de los puestos de la Feria de Alfarería y Cerámica en la plaza de Los Bandos. Fotografía. Sergio Villarino.

Por su parte, Manuel Carlos, quien lleva trabajando desde los 15 años en Hermanos Rodríguez de Trujillo, Cáceres. Rodríguez comenta que el oficio de la artesanía está flojito, «cada vez va a menos, pero nos adaptamos como podemos, innovando o haciendo cosas nuevas”.

“Mis productos son para uso doméstico y para macetas, además estamos a favor de cualquier tipo de clientes, ya que con estas ferias nos conoce más gente de fuera y tienes más oportunidad de vender”.

En la tercera parada, Victoriano Bermejo de Salvatierra de los Barros, Badajoz comienza explicando que pertenece a la séptima generación de mi familia en el oficio y llevo trabajando desde los 14 años. «Cada vez quedamos menos alfareros y el oficio va en declive, porque al llevar mucho trabajo la gente joven no quiere meterse”.

Bermejo explica que tiene clientes de todo tipo. «Gente joven que compran jarras o cuencos pequeños; o ya muy mayor, que era la que solía comprar”.

Piezas de cerámica de la Feria. Fotografía. Sergio Villarino.

No podía faltar en el recorrido por la feria un alfarero salmantino. De Alba de Tormes, Tomás Pérez empieza exponiendo que pertenece a la quinta y sexta generación. «Venimos de una familia alfarera de larga tradición desde alrededor de 1800. Aunque, eso no quiere decir nada. La alfarería que hacemos hoy en día es totalmente distinta a la que hacían nuestros antepasados donde todo era utilitario para el uso doméstico. Ahora hemos evolucionado y hacemos otros tipos de piezas”.

“La alfarería de Alba de Tormes se la distingue por la filigrana, una técnica única de la localidad y que esperemos que pronto la Junta de Castilla y León, la acabe por declarar bien de interés cultural” nos continúa contextualizando Pérez.

Asimismo, el artesano comenta de manera reflexiva el haber vivido siempre en una familia alfarera. «Uno de los consejos que transmitimos a través de las generaciones es que debemos evolucionar acorde con la sociedad, no tenemos que empeñarnos en vender un producto que no sea útil para la sociedad”.

“Venir a ferias, además de la venta que es lo principal, lo que hacemos es ver por dónde van las tendencias y aceptar los consejos que nos da la gente. La feria lleva implícita el darte a conocer a más gente y escuchar sus opiniones. Nunca me he tomado mal un consejo, siempre hemos intentado sacar el aspecto positivo, ya que si estamos ahora aquí, es porque mi familia ha ido evolucionando con los años”, matiza Pérez.

Además, acerca de sus productos distintivos, el artesano aclara “en cada feria que vamos variamos algo el producto. En Salamanca como es lógico, tenemos mucho botón charro y filigrana. Por ejemplo, en Cataluña trabajamos mucho el botijo, para los coleccionistas. Aunque, siempre respetamos las señas de identidad de Alba de Tormes, como el color o la estructura. En cada feria, el 80% de la producción es la misma, pero luego intentamos adaptarnos a los gustos de cada sitio”.

La Feria de Alfarería y Cerámica está ubicada en la plaza de los Bandos hasta el 14 de junio. Fotografía. Sergio Villarino.

Desde León, Javier García de Fimolledo, quien no viene de familia alfarera. «Soy una persona que conoció este oficio y en mi caso, no llevo mucho tiempo, solo desde el 2015. Me llamó la atención la emoción que me produce hacer una pieza y que a alguien le pueda emocionar también y se la lleve a su casa”.

Por otra parte, sobre su estilo en la alfarería, García expone que el oficio lo veo bien, «si consigues hacer un producto que gusta lo vas a vender. Hago cerámica contemporánea. Además, solo tengo unas piezas utilitarias que son unas jaboneras y unos vasos, pero todo lo demás es decorativo”.

“Las ventajas de venir a las ferias son de poder ir a otros lugares a enseñar mi trabajo, sino la gente no lo vería porque no vendo online. Puedo enseñar mi producto en pueblos o ciudades donde no estoy habitualmente”, puntualiza el artesano leonés.

Por último, Mario Fernández, llegado desde Puente del Arzobispo, Toledo. “Antes lo que se hacía eran cosas típicas como el botijo o la jarra. Ahora, a parte de que seguimos con lo mismo, ya hacemos cosas de bisutería, nos dedicamos un poco a hacer pulseras o colgantes, para que entre unas cosas y otras vayamos para adelante. Trabajamos para todas las clases de público y en las ferias siempre encuentras tiendas que le pueden gustar algo y, a partir de ahí, empezamos a tomar un contacto que puede acabar siendo favorable”.

Fotografía. Sergio Villarino. 

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Artesanos Alfareros en Salamanca 22

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