El Fuero de Salamanca y la mutilación de la Cueva

Se encuentra guardado bajo llave en una especie de sagrario o urna incrustada en una de las paredes del Salón de Recepciones del ayuntamiento
plaza mayor fachada ayuntamiento
La fachada del Ayuntamiento en la Plaza Mayor. (Archivo)

El Fuero de Salamanca se reprodujo en una edición facsímil en 1985. Manuscrito del siglo XII, es el documento más importante de cuantos posee el Ayuntamiento. Sirvió como modelo para la constitución de las ciudades latinoamericanas en el periodo inmediatamente posterior al descubrimiento del Nuevo Mundo.

Se encuentra guardado bajo llave en una especie de sagrario o urna incrustada en una de las paredes del Salón de Recepciones del ayuntamiento, en la Plaza Mayor. Se lanzó una tirada de mil ejemplares. La reproducción fue supervisada por el Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca. Colaboró en la edición la Diputación Provincial de Salamanca.

Luciano González Egido escribió un ensayo sobre la Cueva de Salamanca. Es una de las obras más interesantes escritas sobre este lugar de nigromancia sito en la cuesta de Carvajal. Se publicó con posterioridad a la apertura del espacio en el que también se encuentra la Torre del Marqués de Villena y un amplio lienzo de muralla romana. La historia de este libro pasará a los anales de los despropósitos.

Al llegar a la alcaldía Julián Lanzarote quiso borrar el rastro de su antecesor y no se le ocurrió otra cosa que mandar mutilar los libros de Luciano que quedaban en los almacenes del ayuntamiento. Contrataron una imprenta y enviaron los libros con la orden de eliminar el prólogo que había escrito Jesús Málaga. Una denuncia del grupo socialista ante la Guardia Civil descubrió el pastel. La benemérita encontró la imprenta y, para desgracia de Lanzarote, al interrogarlos se declararon culpables, señalando que ellos solamente obedecían órdenes de la alcaldía de Salamanca.

El escándalo fue monumental. Intentaron taparlo en Salamanca, pero tuvieron la desgracia de que saltó a la prensa nacional y hasta los medios de comunicación afines al PP criticaron duramente al alcalde. Se recordaron los tiempos del fascismo y la inquisición, cuando se censuraban los escritos de los que eran considerados enemigos.

Otro episodio de la intransigencia y del dogmatismo de Julián Lanzarote se produjo al publicarse el tomo V de la Historia de Salamanca. No le gustaron los trabajos realizados por los historiadores, y mandó secuestrar los volúmenes que correspondían al Ayuntamiento. En algún almacén del Consistorio estarán empaquetados esperando, junto con los guillotinados de la Cueva de Salamanca, que algún día salgan a la luz para vergüenza de los censores.

Estos hechos me recuerdan que estuvimos un tiempo haciendo gestiones para traer a Salamanca el Museo Pedagógico Nacional. Las negociaciones fueron negativas. La historia de este museo es muy parecida a la de los dos libros anteriormente comentados. El Museo Pedagógico Nacional fue represaliado por las tropas nacionales por ser considerado un modelo de propaganda de la Institución Libre de Enseñanza. Espero que alguna vez salga a la luz el material de enseñanza de este magnífico contenedor cultural.

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