El partido de derechas de Friedrich Merz, Unión Democristiana/Unión Social Cristiana (CDU/CSU), ha ganado las elecciones en Alemania. Las encuestas preveían estos resultados, y también el avance de la ultraderecha, que ha doblado sus votos en solo cuatro años y ha conseguido conquistar la antigua Alemania del Este. Pero, tras las elecciones del domingo, en medio de la tendencia conservadora y sin que nadie lo esperara, se erige la capital, Berlín, donde ha triunfado la extrema izquierda, con el partido Die Linke.
El grupo liderado por Merz ha obtenido el 28,6% de los votos y, a continuación, se sitúa la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AFD), con un 20,8%, cifra que supone su mejor resultado histórico. Por su parte, Die Linke ha obtenido el 19,9% de los comicios.
Las diferencias con los comicios anteriores son evidentes. En la Alemania del Este, el socialdemócrata Olaf Scholz fue el más votado y, los democristianos, resultaron triunfadores en las zonas oeste sur del país.
La candidata a canciller de AFD, Alice Weidel, afirma que su partido es “el doble de fuerte que la CDU en la Alemania Oriental”. Esta victoria está motivada, según los analistas, por un sentimiento de resentimiento con occidente, el desencanto con los partidos de izquierdas, el empuje procedente desde EEUU por parte de su presidente, Donald Trump, y los votos de población que rechaza la inmigración, entre quienes principalmente se contabilizan jóvenes.
