Se acerca la época de torrijas, ese dulce tradicional que permite aprovechar el pan duro para crear un postre típico de Semana Santa y Cuaresma, y que desde hace años es más cómodo y rápido de preparar gracias al pan embolsado, ya cortado en rebanadas, que muchos supermercados ofrecen. Este tipo de producto está a la venta al menos desde marzo y, a día de hoy, son tantas las marcas presentes en el mercado que resulta difícil decidirse por una. Para facilitar la elección, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado varios panes.
En concreto, ha seleccionado 10 productos (3 marcas de fabricante y 7 marcas blancas) de distintos formatos, es decir, barras de distinto tamaño o panes tipo molde con las rebanadas ya precortadas.
En todos los casos ha revisado el etiquetado para evaluar su composición: la calidad nutricional, los tipos de grasas y azúcares, los aditivos, el grado de procesado… Además, un panel de pasteleros expertos preparó torrijas con cada uno de ellos y las degustó para dar su veredicto.
Tras el estudio, la OCU determina que hay dos panes para torrijas que destacan sobre los demás, sobre todo por su composición equilibrada y los buenos resultados en la elaboración de la torrija y su degustación. Se trata de los siguientes:
Pan especial torrijas de Hacendado
Con aceite de girasol y azúcar, este pan añade limón y canela, pero no aromas, aunque sí usa conservantes y antioxidantes como aditivos. En la preparación funcionó muy bien, no se deshace y mantiene su forma, y ha gustado a los degustadores en la prueba de cata. Una barra de 500 gramos cuesta 1,13 euros.
Pan de torrijas de Carrefour
Este producto ha sido el mejor valorado en la prueba de cocinado y degustación. Su composición incluye azúcar y aceite de girasol, pero también aditivos (en concreto aroma para sabor cítrico). Su precio es de 1,99 euros (350g).

Junto a ellos, ha destacado otros productos de buena calidad, pero no todos están a la misma altura. La OCU ha creado un comparador que permite comprobar la calidad de los demás panes estudiados.
Grasa, mejor vegetal
De las 10 marcas del estudio, 9 emplean aceite de girasol y 1 manteca de cerdo. El aceite de girasol es un aceite de origen vegetal rico en ácidos grasos polinsaturados, y bajo en grasas saturadas. La manteca de cerdo es una grasa animal muy rica en grasas saturadas, que se ha usado tradicionalmente para los dulces tan típicos como los mantecados, polvorones, pestiños…
Una rebanada de pan de torrija puede pesar alrededor de 30g, mientras que una vez acabada se transforma en un producto que puede oscilar entre los 120 y los 150 gramos. “Una ración de torrijas ronda las 500 kcal… por casera que sea”, afirma la asociación de consumidores. “Es un producto que debe ser de consumo ocasional, dentro de una dieta equilibrada y variada”, recomienda.

Solo azúcar
El pan para torrijas tiene azúcar, pero afortunadamente, los fabricantes no suelen incluir otros endulzantes menor calidad, como jarabes de glucosa y fructosa. Solo en un caso se declara azúcar invertido, que se suele emplear para acelerar la fermentación y mejorar la retención de humedad.
Se pasan de aditivos
Estamos ante un alimento procesado, y la lista de aditivos así lo refleja (de media llevan más de 3, pero algunos panes listan hasta 7 aditivos diferentes). Aunque entre ellos hay algunos necesarios (ciertos conservantes, por ejemplo), encontramos otros innecesarios, que enmascaran la falta de otros ingredientes o pueden llegar a producir efectos no deseados. Estos aditivos, unidos a otros ingredientes que no encontraríamos en una receta casera (dextrosa, maltodextrina o almidón), dan idea del grado de procesado de un alimento. La buena noticia es que la mitad de los panes se limita a usar ingredientes habituales en la elaboración tradicional.
El remojado, lo más difícil
La torrija es una receta tradicional de aprovechamiento del pan duro. Su elaboración es sencilla: la rebanada de pan se deja remojar en leche previamente infusionada con cascaras de cítricos y una rama de canela, una vez empapada, se pasa por huevo batido y se fríe en aceite caliente. Una vez escurridas, se añade una mezcla de azúcar y canela (o un almíbar dulce, miel, leche… hay muchas variantes).
La dificultad en la elaboración de las torrijas radica en el paso del remojado: el uso de este tipo de panes especiales de torrija ayudan a que la torrija no se rompa y mantenga la forma… pero no siempre es así.
Cremosidad interior
El pan para una buena torrija debe tener una miga consistente pero aireada (con alveolo pequeño), la corteza no debe ser muy gruesa para que empape bien. Debe absorber bien la leche sin romperse fácilmente, y que permita hacer el rebozado con huevo sin desmoronarse. Esta fase es importante, ya que el aceite caliente hace que se forme una costra rápidamente e impida la salida de la leche, y así se mantiene la jugosidad. En la degustación la torrija debe ser consistente, pero cremosa por dentro.
En este sentido, a los expertos de la OCU les han gustado especialmente las torrijas elaboradas con el pan de Carrefour (la que obtiene la nota más elevada, un 9/10), seguido de Hacendado y Ahorramás, con una puntuación de 7 sobre 10.