Es habitual que el ritmo frenético del día a día y el estrés que ello genera, o las comidas copiosas, tengan como consecuencia molestias gastrointestinales como acidez, hinchazón o gases. Si estos síntomas se repiten después de desayunar, comer o cenar lo adecuado es consultar la situación con un médico, que podrá determinar la verdadera causa, ofrecer un diagnóstico y establecer un tratamiento. Son varias las razones de este tipo de señales y, según los expertos, también podrían suponer un aviso de cáncer gástrico, uno de los menos frecuentes en España.
Este tipo de tumores se sitúan en el décimo lugar en cuanto a número de casos en nuestro país y es el quinto más diagnosticado en el mundo. Pese a que su impacto en España está por debajo de otros cánceres, los expertos recomiendan prestar atención a las molestias gástricas, pues se trata de una enfermedad de alta mortalidad.
El consumo excesivo de alcohol y tabaco constituye dos de los factores de riesgo más destacados, pero también existen otros, de tipo nutricional, ambiental o genético (estos últimos son bastante infrecuentes). La infección por helicobacter pylori puede llegar a ser otra de las causas.
Asimismo, los síntomas fuertes son más habituales cuando la enfermedad ha avanzado que en sus inicios. El dolor en la zona superior del abdomen o la indigestión constante debe ser controlada para evitar que pase inadvertida y se confunda con otra dolencia. La precaución nunca está de más.
Los principales síntomas durante las primeras etapas pueden ser:
- Sensación de saciedad al poco de empezar a comer.
- Sensación de hinchazón tras las comidas.
- Indigestión recurrente.
- Gases difíciles de eliminar.
- Eructos muy habituales.
- Acidez de estómago.
- Náuseas.
- Dolor en el estómago o el esternón.
Respecto al cáncer gástrico avanzado, los síntomas frecuentes suelen ser más agresivos:
- Sangre en las heces.
- Anemia.
- Pérdida de apetito.
- Pérdida de peso y cansancio.
- Coloración amarillenta de la piel y en el blanco de los ojos (ictericia).
La ciencia recomienda una dieta rica en frutas y verduras, excelentes para combatir cualquier tipo de cáncer. Los alimentos muy salados y ahumados, sin embargo, no se aconsejan cuando se trata de prevenir los tumores.
