Muchos viajeros aplauden cuando el avión que los lleva a su destino aterriza. Es un modo de felicitar al piloto y a su tripulación por un trabajo bien hecho. Pero, estas enhorabuenas y las posibles palabras a voz en grito que los pasajeros puedan dar, ¿llegan realmente a su destino?”. El piloto de Iberia Ramón Vallès asegura que no.
De hecho, él se entera de los aplausos porque se lo dicen después, cuando se lo cuenta los auxiliares de vuelo. Y para escuchar hablar a los viajeros, estos “tendrían que gritar todos a la vez”. Además, el aterrizaje es “una fase de vuelo en la cual estás muy concentrado”, por lo que es difícil que estos profesionales estén al tanto de lo que dicen sus pasajeros o de sus ovaciones de júbilo. Así lo explica Vallès durante una entrevista en el podcast ‘Mami qué dices’.
“Además, acordaos de que llevamos los auriculares puestos, así que encima tenemos los oídos tapados. En fin, una serie de características operacionales que impiden que a mí me llegue nada de atrás”, apunta.
Aplaudir no es, según relata, un hábito únicamente español. “Yo creo que es mucho de los norteamericanos. Es mi sensación y la experiencia que tengo. Pero también es verdad que si un vuelo ha sido movidito, con las ansias de que ese vuelo termine, empuja que la gente aplauda y ahí es indistinta la nacionalidad de los pasajeros”, cuenta.
