Acondicionar el jardín de cara al verano, con la idea de disfrutar del buen tiempo, lleva a muchos dueños de casa con zona ajardinada a ser conscientes de que tienen, o han tenido, pequeños animales como vecinos. Los agujeros en la tierra son testimonio de ello. Se trata de madrigueras construidas para pasar el invierno o reproducirse bajo tierra.
Además de roedores o insectos, las serpientes también utilizan pequeñas cuevas subterráneas, con la peculiaridad de que no las excavan, sólo las ocupan. Es decir, utilizan las que otras criaturas han creado y las usan para ocultarse o reposar, siempre y cuando tengan unas dimensiones adecuadas para su tamaño.
Entonces, ¿cómo saber si uno de los agujeros de nuestro jardín es la guarida de uno de estos reptiles? La entradas debe tener, al menos, un tamaño ligeramente superior a una moneda. Habitualmente, estas excavaciones no están aisladas, sino cerca de piedras, arbustos, troncos apilados…
Es importante observar el hueco para determinar si hay señales en el exterior, como escamas de piel procedentes de la muda, rastros sinousos sobre la tierra más cercana (o incluso la hierba) o excrementos. Estos se distinguen por ser de tono oscuro, con un extremo blanco y con forma puntiaguda.