[dropcap]¿[/dropcap]Cómo se goza de buena salud cuando lo que perdura en el tiempo se vuelve crónico?
[dropcap]¿[/dropcap]Cómo se goza de buena salud cuando lo que perdura en el tiempo se vuelve crónico?
[dropcap]E[/dropcap]n estos días se han hecho públicos varios estudios sobre violencia en adolescentes y sobre abusos a menores que serían parte de una película de terror sino fuera porque es la pura realidad de quienes lo viven. Siempre he considerado que vivir con miedo es una de las peores experiencias que puede vivir alguien por encima de mucha otras que serían ya de por sí una tremenda pesadilla.
[dropcap]E[/dropcap]n esta vida puedo entender muchas cosas, otras lo intento y otras ni me molesto en ello. El concepto que tienen algunos menores de las ‘bromas’ es algo que no merece ni gastar energía para intentar comprender, porque por mucho estudio, análisis y conclusiones seguirán siendo incomprensibles para mí.
[dropcap]H[/dropcap]aces unos meses, en una columna anterior, mostraba mi preocupación por lo que yo denomine: “Cuestión de supervivencia en tiempos de pandemia”. Realmente me equivoque de nombre. Tiene muchos y no precisamente ‘finos’.
[dropcap]E[/dropcap]stamos en la primera quincena de enero y ya hemos tenido sorpresas por todos los lados.Recién salidos de una Navidad austera y extraña nos topamos con todo tipo de noticias que darían para escribir muchos diarios.
[dropcap]P[/dropcap]arece que fue ayer, que les felicitaba la Navidad desde este mismo medio y hoy vuelvo a lo mismo. Les aseguro que no hay mucha gana, pero el calendario manda como lo hace tantas veces.
[dropcap]R[/dropcap]ealmente ya no sé qué pensar, si se nos está ‘yendo la pinza’ o si estamos faltos de muchas píldoras y no precisamente de colores, más bien de valores.
[dropcap]H[/dropcap]ace unos días hubiera cumplido 17 años. Tenía un nombre y una familia que la esperaba todos los días en casa. Era bonita por fuera y bonita por dentro, según me contaron. Pero aquel 10 de enero, decidió acabar con su vida, agotada por vivir desde hace tiempo con la crueldad a la que era sometida a diario por sus propios “compañeros“.
[dropcap]S[/dropcap]egún dice el refrán: se coge antes a un mentiroso, que a un cojo. Les puedo asegurar que, para mi suerte o desgracia, sé de ambas cosas. Mirar a la cara, a las manos y sobre todo a los ojos, me dice mucho. Las actitudes y el silencio hacen el resto.
[dropcap]S[/dropcap]i tuviera que quedarme con la palabra que más he oído últimamente, me quedaría con esta: Humanidad.