[dropcap]E[/dropcap]l Mariquelo, o lo que es lo mismo, Ángel Rufino, subió un año más, y ya van 33, «la edad del Cristo, que no es poca cosa», hasta la Torre de la Catedral, reviviendo así, una tradición que comenzó en 1755, con el terremoto de Lisboa, para dar gracias a Dios porque en aquella ocasión no hubo víctimas mortales en Salamanca.