Después de poner cinco torres de petunias y las mismas especies en 151 jardineras voladoras en otras tantas farolas, todas ellas del centro, el Ayuntamiento se ha propuesto agotar las existencias de petunias y este jueves ha puesto otro instalache de 3,5 metros de largo por 2,4 de alto, para colgar otras cuatro hileras de flores.
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El Ayuntamiento instala cinco torres florales
El Ayuntamiento de Salamanca vuelve a llenar de color y biodiversidad las calles de la ciudad este verano con más de 40.000 nuevas plantas de flor, de acuerdo a la Estrategia de Infraestructura Verde, Savia, para introducir la naturaleza en entornos urbanos y contribuir así a una ciudad aún más saludable y a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, y por tanto con una mayor calidad de vida.
Salamanca lucha contra el cambio climático con flores
El Ayuntamiento pone en marcha desde este martes la plantación de 40.000 plantas a lo largo de toda la ciudad para dar la bienvenida al buen tiempo y llenar las calles de luz y color.
Confunden los pegotes con meter la naturaleza en el medio urbano
El Ayuntamiento de Salamanca continúa su apuesta por llenar de pegotes las calles del centro y ahora a eso lo llama «introducir la naturaleza en los espacios urbanos» con la instalación de 25 jardineras colgantes en las calles Toro y Zamora, que ni se ven y ya hay apuestas a ver cuándo se secan.
40.000 flores en la ciudad
El Ayuntamiento de Salamanca pondrá 40.000 nuevas plantas de flor en las calles de la ciudad, siguiendo, según dice, las directrices de Savia, la Estrategia de Infraestructura Verde para introducir la naturaleza en entornos urbanos y contribuir así a una ciudad más saludable y a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático.
Unas flores demasiado caras
Hay multas que son un poco surrealistas, sí, y la ciudad de Salamanca es una clara muestra de todo ello, tal y como se recoge en la siguiente Resolución Oficial.
El grito de un cultivador de flores salmantino: «Las plantas a la basura»
[dropcap]H[/dropcap]oy todo lo veo negro, pero quiero verlo de color». Es el grito de Rubén Sánchez, propietario de Viveros Eriflor.