Aunque actualmente no imparto la asignatura de Lengua Castellana y Literatura en 2º de Bachillerato, todos los años sigo con interés las pruebas que se proponen en cada convocatoria. La verdad es que no encuentro novedades significativas; la EBAU de Lengua es muy previsible, no solo en Castilla y León, sino en la práctica totalidad de las comunidades: un bloque de análisis y comentario, con un texto argumentativo que el alumno debe resumir; señalar el tema, la tesis y los argumentos (justificando la clase a la que pertenecen); mencionar y explicar mecanismos de cohesión, y exponer de forma breve y razonada la opinión sobre el tema. Dos bloques más: uno para el análisis sintáctico y morfológico, con dos opciones para elegir, y el otro para el desarrollo de un tema de Literatura, con tres opciones para elegir uno de los diez (creo que son diez en total) que se han estudiado. Por cierto, en el bloque de Literatura se puede obtener la máxima puntuación (3 puntos) sin haber leído ni una sola de las obras que se citan. No exagero, créanme.
Ramiro Merino
Que canten los niños
Así decía el estribillo de una canción que popularizó José Luis Perales en los años ochenta. A mí me parecía un poco ñoña y salpicada de tópicos, pero al mismo tiempo poseía ese aire pegadizo que acaba situando las canciones en lo más alto de las listas de éxitos. Además, el bueno de Perales cedió en su momento los derechos a Aldeas Infantiles SOS, lo cual añadía interés y beneplácito a la composición.
Requiem
Aún perviven en mí los ecos del concierto que presencié el sábado en la Catedral Nueva de Salamanca. La Universidad Pontificia (UPSA) celebraba los cincuenta años de la fundación del coro Tomás Luis de Victoria, a cuya entidad pertenece. No ha sido el único acto programado por la institución (también se ha celebrado una Misa polifónica y un concierto en la plaza de Anaya), pero sin duda ha resultado el más brillante. Reunía todos los ingredientes para ello: un coro de más de trescientas voces, dirigidas por Francisco J. Udaondo; la Joven Orquesta Sinfónica y Coro Santa María la Blanca, cuya dirección corresponde a Jesús Alonso Cuesta; la soprano Elena Salvatierra Sánchez, la contralto Paz Jaén Diego, el tenor Emilio Sánchez Ares, el barítono Javier Centeno Martín… y Mozart, el eterno Mozart con su eterno Requiem (K 626). Sobrecogedor. Se interpretó también el Ave verum corpus, el himno universitario Gaudeamus (acompañado por cuantos asistentes quisieron sumarse) y, como final apoteósico, el Aleluiah, del Mesías (HWV 56) de Haendel.
“Defenderemos la Semana Santa de Salamanca desde la cultura”
Tertulia Cofrade presentó el número 29 de Pasión en Salamanca, que junto con el cartel que cada año realiza un artista -este año es de Caín Ferreras-, son los estandartes de la esta asociación dedicada al conocimiento, difusión y divulgación de la Semana Santa de Salamanca.
¡Chiquillos…!
Andábame días pasados por esas calles a buscar materiales para mis artículos. Embebido en mis pensamientos, me sorprendí varias veces a mí mismo riendo como un pobre hombre de mis propias ideas y moviendo maquinalmente los labios (…) No, no son palabras mías. Me permito la licencia de tomarlas prestadas de un artículo de mi admirado Larra, pues me vienen al pelo para introducir una escena, inicialmente trivial, que acabaría acaparando mi atención.
En un santiamén
Sin duda la riqueza de una lengua se sustenta en su vitalidad, en su naturaleza dinámica y en constante transformación. El uso de los hablantes, la producción literaria y el contacto con otras lenguas facilitan esa renovación permanente. La lengua española, gracias al enorme mosaico de pueblos y culturas que la comparten, goza de buena salud, pese a la amenaza del inglés. Pero no todo el monte es orégano.
La máscara de la tristeza
A veces la tristeza se nos viene de golpe y nos ocupa la vida sin pedirnos permiso. No sabemos cuánto tiempo se quedará con nosotros ni el dolor o las heridas que hablarán de su presencia. Otras veces la esperamos, porque ha sido compañera de viaje tanto tiempo que bajamos la guardia y simplemente permitimos que se adentre y se acomode a sus anchas. También es posible que parezca otra cosa y no reconozcamos su verdadera naturaleza; entonces nos abrazará lentamente con sutiles apariencias, hasta que el pozo sin fondo de la infelicidad ya no pueda ocultarse ni ser sustituido. Hay quien busca el ardor de la tristeza, quien desea extrañamente su zarpazo invisible, porque solo bajo la presión de sus efectos se activan mecanismos de lucha y resistencia. Es un modo de perdurar, de extender la supervivencia.
El himno
[dropcap]R[/dropcap]econozco que el entusiasmo y la pasión con que seguía los partidos de fútbol de la selección española han ido menguando en los últimos años. Aquel juego lúcido, brillante y eficaz, que nos hizo campeones del mundo en dos mil diez, que eclipsó a las grandes formaciones tradicionalmente dominadoras de la competición, no es ahora ni la sombra de lo que fue. Últimamente no me preocupa perderme los directos de la selección, porque en más de una ocasión me han aburrido. He llegado a bostezar con esa especie de tricotar futbolístico que se enreda en un tejido cansino e ineficaz. No entiendo nada de tácticas y estrategias, pero puedo intuir el agotamiento de un estilo que todos temían y admiraban.
«Si no crees estás en la nada, en la indigencia intelectual»
Como buen poeta, durante la entrevista pregunta al lector y hace que piense respuestas. Este domingo Ramiro Merino será el poeta ante la Cruz en la Catedral a las 18.00 horas.