[dropcap]L[/dropcap]a historia de la recuperación de la Cueva de Salamanca tiene sus orígenes en una carta publicada en Casa Grande, en su número 76, correspondiente al 15 de octubre de 1982. Tomás Calvo López reclamaba su rehabilitación, y para eso daba datos de su situación en la parte alta de la cuesta de San Cebrián. Había sido utilizada como carbonera por el señor Agustín y, posteriormente, por su hijo. Su entrada se encontraba cegada por la maleza. La bóveda y el acceso a la iglesia se encontraban, según él, en perfecto estado y en uno de los lados se localizaba empotrada una pequeña hornacina.
Encargamos su rehabilitación y la correspondiente excavación arqueológica. Un día me visitaron los arqueólogos para decime que habían encontrado la redoma en la que según la tradición se había escondido el marqués de Villena para huir del diablo dejando su sombra en prenda. Una mañana, subiendo por las escaleras que desde la cripta dan a la iglesia, donde estaba oyendo misa un pequeño grupo de beatas, el marqués, disfrazado como una de ellas, emprendió la huida. Desde entonces paseaba por Salamanca sin sombra. Mandamos tapar la redoma con arena para evitar su deterioro, y allí se encuentra, en el suelo de la cueva, perfectamente conservada.
El día de la inauguración formamos una comitiva. Iba el primero, seguido de gran número de salmantinos. Como en el cuento del flautista de Hamelin, en silencio, llegamos hasta la cueva y tomamos posesión de la misma con cierto miedo y misterio, porque como dicen los gallegos “haberlas haylas”. Lo mismo hicimos a continuación con la Torre del Marqués de Villena, que desde entonces se puede visitar y pasar desde su primer piso a un pequeño museo al aire libre donde se exponen piezas arqueológicas halladas en las excavaciones de la zona.
En marzo de 1987 se arreglaron los accesos a la Cueva de Salamanca. El proyecto fue realizado por los servicios técnicos del Ayuntamiento y las obras adjudicadas en 19,4 millones de pesetas. La Cueva fue rehabilitada con otro proyecto presupuestado en 22 millones. El Ayuntamiento urbanizó el terreno del entorno de la muralla romana, la Cueva de Salamanca y la Torre del Marqués de Villena.
Suscribimos un convenio con el propietario de la parte trasera de la Casa de la Concordia, donde en noviembre de 1985 se construyó un colegio mayor universitario femenino. En Octubre de 1986 se redactó el proyecto que resolvía la confluencia de estilos arquitectónicos: la muralla romana, la Cueva de Salamanca, los restos de la iglesia de San Cebrián, la Torre del Marqués de Villena, la Plaza de Carvajal, el Seminario Conciliar y la trasera de la Casa de la Concordia. El artífice de esta proeza para hacer coincidir tantos estilos fue el arquitecto municipal, encargado del Barrio Antiguo, Alberto López Asenjo. Alberto puso un muro en el lienzo de muralla desaparecido y ubicó en un espacio recayente a la Plaza de Carvajal un museo al aire libre con un mirador hacia la Cueva y a la entrada inferior a la Torre del marqués de Villena. Veintidós millones de pesetas se emplearon en la recuperación de esta zona, siete de los cuales fueron aportados por la Junta de Castilla y León.