¿Timo acuoso o cómo engañarte sin enterarte?

Es evidente que esos que tanto presumen de bajar impuestos lo que hacen es magia, es decir, te enseñan una mano y con la otra te engañan delante de todos, y tú con la boca abierta.

Y como ejemplo el ‘precio del agua’ en Salamanca. Según un recibo que recibido en una casa donde sus moradores han estado fuera. Es decir, el importe debería ser cero en consumo, pero se encuentra con la sorpresa de que le cobran por consumo y por cuota fija de agua, pero no acaba aquí la cuestión, también por alcantarillado y cuota fija de alcantarillado y aún más, por depuración y para terminar IVA sin especificar. «Otro impuesto al consumo más, en este caso a nivel nacional», puntualiza.

El consumidor salmantino asegura que no entiende mucho, pero se pregunta qué hace una empresa privada como FCC cobrando tasas municipales. «Yo era de esos que se había creído aquello de que: ‘Nosotros siempre bajamos los impuestos’. Vamos que los baja el Ayuntamiento y los sube con la otra mano a través de empresas privadas», ironiza.

Su asombro no cesa. Le explican que el agua en Salamanca se privatizó y cuando todos pensaban que de las tuberías e infraestructuras se haría cargo la empresa, al gestionar el agua, «resulta que no, que eso van a cargo de los impuestos municipales como el IBI, aquel que nos lo ‘congelaron’ cuando el Ayuntamiento estaba sobre endeudado a cambio de cobrarlo dos veces al año…, ¡qué divertido!», exclama.

Por todo, ello califica de «magnífica» la labor de los dirigentes municipales y de la oposición convidada de piedra, «pero que no se jalan un vaso de agua del Tormes, que es agua bendita y si está turbia le echan la culpa a Bildu o Puigdemont y es que eso, es otra canción», chascarrillea.

«Eso sí, el salmantino de pro si le dices que en Valladolid ‘municipalizaron’ el agua después de haberla privatizado y cobran mucho menos sumando todos los conceptos, entonces si, se pone como una moto y lo que más le molesta es que los de Pucela tienen equipo en Primera y nosotros en la ‘enésima’ división por aquello de la dispersión. ¡Vivan las bajadas de impuestos, carajo!», concluye.

Por. José Luis Salamanca.