La última intervención del Ayuntamiento de Salamanca en el corazón del casco histórico ha levantado una polvareda de críticas y ha dejado una estela de indignación entre gran parte de la población que lo considera un despropósito. Lo que pretendía ser una labor de limpieza de bajantes se ha convertido, a ojos de expertos y ciudadanos, en un auténtico trabajo hecho mal y sin esmero que atenta contra la estética y la integridad de la emblemática piedra de Villamayor.
El foco de la polémica reside en la forma en que se abordó la eliminación de pegatinas y adhesivos adheridos a los canalones de bajada, en concreto los situados en la calle Compañía. Lejos de emplear métodos específicos y materiales adecuados para este fin, la brigada de limpieza municipal optó, inexplicablemente, por el uso indiscriminado de pintura de diversos tipos. El resultado: un parcheado visualmente agresivo y, lo que es más grave, manchas de pintura en spray que han salpicado y deslucido algunos sillares de piedra de Villamayor al no haber tapado adecuadamente el muro.
La voz de alarma no ha tardado en sonar. Miguel García, experto en conservación y restauración de Bienes Culturales y representante del partido Por Salamanca califica la actuación como una «chapuza» que evidencia una alarmante falta de sensibilidad y conocimiento técnico por parte de quienes la ejecutaron. La indignación se acrecienta al tratarse de una intervención en el propio casco histórico de la ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, donde la preservación de cada detalle arquitectónico e histórico debería ser una prioridad ineludible.
La crítica de Por Salamanca va más allá de la mera denuncia estética. El partido político pone el dedo en la llaga al recordar la existencia de un Plan específico de actuación contra las pintadas vandálicas, un tema que, casualmente, reunió hace unos días en Salamanca a representantes de otras ciudades con el mismo prestigioso reconocimiento de la Unesco. En este contexto, la pregunta lanzada al consistorio resuena con fuerza: «¿Quién dio la orden de emplear un spray plateado para esta intervención?», se preguntan desde Por Salamanca.
La incoherencia resulta, cuanto menos, desconcertante. La misma brigada encargada de erradicar las pintadas vandálicas parece haber replicado la misma técnica dañina sobre los históricos muros de la ciudad. «¿No debería este «daño» causado por la propia Administración ser tipificado del mismo modo que las acciones vandálicas de particulares? La cuestión plantea un debate sobre la responsabilidad y la coherencia de las políticas municipales en materia de conservación del patrimonio», apelan desde Por Salamanca.
La lógica apunta a un nuevo dispendio económico. La improvisada ‘limpieza’ con pintura, lejos de solucionar el problema, ha generado uno nuevo. Ahora, el Ayuntamiento se enfrenta a la necesidad de invertir recursos adicionales para reparar los daños ocasionados por su propia negligencia. Desde Por Salamanca exigen explicaciones claras y contundentes, así como la garantía de que este tipo de acciones improvisadas, carentes de supervisión profesional, no se repetirán jamás.
La formación política lamenta que los responsables municipales parezcan tratar la ciudad como un mero «escenario particular de eventos», priorizando la imagen efímera en detrimento del cuidado y la custodia a largo plazo de un patrimonio de valor incalculable. Recuerdan, con acierto, que este legado histórico es tan valioso como las imágenes religiosas que procesionarán por las mismas calles en fechas señaladas, y que su protección es una responsabilidad colectiva que trasciende intereses partidistas.
Este episodio pone de manifiesto una preocupante falta de planificación y sensibilidad en la gestión del patrimonio salmantino. «La ciudadanía espera respuestas claras y contundentes, así como medidas urgentes para corregir esta desafortunada intervención y garantizar que la belleza y la integridad histórica de Salamanca no sigan siendo víctimas de decisiones improvisadas y carentes de rigor profesional. La piedra de Villamayor, testigo silencioso de siglos de historia, clama por respeto y una gestión a la altura de su valor», concluyen desde Por Salamanca.
**** Pepe Gotera y Otilio, cuyo nombre completo es Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio,[1]? es una serie de historietas creada en 1966 por Francisco Ibáñez que muestra las cómicas aventuras de dos obreros chapuceros y desastrosos.
4 comentarios en «El patrimonio salmantino en manos de Pepe Gotera y Otilio»
Huy ! Si yo te contara. Mucha ciudad patrimonio pero en cuanto sales del centro es 13 rue del percebe. Aquí solo se invierte en lucir la parte turística, el resto está dejadísimo. Sr. Carbayo, cuide de «toda» la ciudad.
El concejal encargado de la restauración así como el alcalde, último responsable, deberían pagar de su sueldo el importe de la obra. Es más fácil hacerlo con el dinero de nuestros impuestos. Luce más subvencionar procesiones, toros y poner tiestos de plástico. Sigan votando sobrecojedores.
¿Hay mayor agresión al patrimonio que las terrazas concedidas de forma artera por el Alcalde a sus amiguetes de hostelería?. Como el Camalote la planta invasora del Guadiana, tras introducirse por cuatro desaprensivos, ha terminado por invadir el río y acabar con todas sus especies. Así andamos los ciudadanos, que tenemos que optar por no salir a la calle okupada por hordas de turistas que hacen subir el precio de nuestra vivienda y se alimentan de pseudopaellas de incierta preparación.
Un despropósito las intervenciones del este ayuntamiento. Carbayo y C&A toman el pelo a la ciudadanía como quieren. Esto es reírse del personal, pero como bien dice un comentario de arriba y el cual secundo para toros y procesiones si hay, además de para sus amiguitos de la hostelería.