A punto de reunirse el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha dado rienda suelta a sus más recientes aspiraciones y se ha autoproclamado papa de la iglesia católica, confesión que él no profesa.
Y lo ha hecho apareciendo ya ya como sumo pontífice en una imagen generada por inteligencia artificial, que se ha difundido en sus redes sociales y, lo que es más preocupante, en las cuentas oficiales de la Casa Blanca, que se han convertido en otro mero canal para encauzar los delirios de grandeza del inquilino del despacho oval.
Esa nueva ambición nació en su interior cuando acudió a la ceremonia funeral del papa Francisco, donde ya se vio como el muerto del entierro al que todos los mandamases del paneta acudían a rendir tributo, algo que él anhela aún más que le besen el culo.
«Me gustaría ser papa. Esa sería mi opción número uno. Creo que sería un gran papa. Nadie lo haría mejor que yo”, dijo este miércoles desde la Casa Blanca cuando le preguntaron qui´çen sería su candidato favorito.
Tres días después salió en el ejercicio virtual del cargo con una imagen que cuestiona, más si cabe, la salud mental del presidente de la primera potencia del mundo.
— The White House (@WhiteHouse) May 3, 2025