Los europeos dan cada vez más importancia a las vacaciones. La tendencia, que se observa desde antes de la pandemia de la covid (con un crecimiento de 15 puntos desde entonces), hace que más de la mitad de la población tenga previsto un desembolso importante de cara a la época vacacional. Los datos proceden de la encuesta de expectativas de consumo (CES, según sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo (BCE).
En España, este “desplazamiento del gasto de las familias hacia el turismo” detectado en los últimos años supone, según el Banco de España (BdE), la transformación de los patrones de consumo y potenciará, a su vez, el crecimiento económico del país, según se asegura desde dicho organismo.
Otros gastos como el cambio de electrodomésticos o de vehículo quedan así por debajo, pues uno de cada de cinco europeos planea adquirir lavadora o el frigorífico, mientras que sólo uno de cada diez se renovará su coche. La situación es muy similar a la que se detecta desde 2019, con estabilidad también en cuanto a otras grandes partidas de consumo.
En nuestro país se confirma también un aumento de gasto en restaurantes, hoteles y ocio, algo también presente en toda la zona euro, pero con tendencia a la baja en el resto de países. Así lo aseguran desde BBVA Research a través de su ejercicio de previsiones económicas. Estos fuertes incrementos, una vez más, se producen desde 2019. Se trata, para BBVA, de un “cambio en las preferencias de consumo de los hogares europeos” y, aseguran, servirá como apoyo para la actividad económica española.
Pero el boom del turismo tiene también su cara B en España, en especial en cuanto al aumento de precios en restaurantes, con una subida del 22% desde 2019, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El organismo confirma, además, que los paquetes turísticos han elevado sus precios en más del 30%.
Los precios inflados hacen que muchas familias, tanto españolas como europeas en general, no puedan costearse unas vacaciones. Lo ratifica la Encuesta de condiciones de vida (ECV) del INE, de la que se desprende que una de cada tres familias en España no podrá ir de vacaciones ni siquiera menos una semana al año. Comunidades como Andalucía presentan porcentajes mayores (casi el 50%, en su caso).
Son situaciones aparentemente contradictorias. Pero todo tiene un sentido. La precariedad hace que muchas familias cuyas economías les alejan de gastos como la compra de vivienda, electrodomésticos o coche, decidan aprovechar sus ahorros para disfrutar, al menos, de un viaje vacacional o, de manera general, de opciones de ocio (restauración, entre ellas).