[dropcap]C[/dropcap]ompramos suelo para construir colegios por doquier: 28.268 en Garrido, 24.104 para el centro escolar en Buenos Aires y la ampliación del parque Lazarillo, y 17.740 metros cuadrados para el colegio Gran Capitán.
Jesús Málaga
Las negociaciones con Defensa
[dropcap]E[/dropcap]l Ministerio de Defensa tenía previsto trasladar a Alba de Tormes las unidades de la Brigada de Caballería “Jarama”. Con ese motivo escribí dos cartas al entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, pidiéndole el traslado del polvorín de Tejares, considerado un riesgo al estar muy cerca del casco urbano. Aproveché para solicitarle los terrenos.
El entrañable señor Rafael
[dropcap]U[/dropcap]na de las grandes adquisiciones de terreno fue destinada a la ampliación del cementerio de Tejares. El camposanto del que en su tiempo fue pueblo estaba agotado y necesitábamos comprar los terrenos colindantes urgentemente. Conectamos con el bueno del señor Rafael
La oferta de suelo
[dropcap]A[/dropcap]l no poder ofertar suelo público para la construcción de viviendas sociales, los especuladores de suelo hicieron su agosto. Realizamos una política agresiva de adquisición de suelo, aunque esas formas de actuar suelen ser oscuras y sin interés para los ciudadanos, sin embargo fueron fundamentales para que se pudieran hacer obras que repercutieran positivamente en la vida de los salmantinos.
Una ciudad sin patrimonio
[dropcap]E[/dropcap]n 1979 el patrimonio municipal en el centro urbano se reducía a las calzadas y aceras de las calles. Todavía tengo en la retina la imagen de los concejales recibiendo a la gente en los pasillos de la alcaldía o aprovechando los rincones del salón de recepciones. Junto a la concejalía de empleo, desempeñada con gran dedicación por Pepe Pimentel, las colas para ver al edil se hacían eternas. Pepe, sin embargo, no dejó nunca de recibir a cuantos solicitaron verle.
Mi barrio, Pizarrales
[dropcap]T[/dropcap]ermino este repaso por algunos barrios de la Salamanca de 1979 refiriéndome a Pizarrales, con población mayoritaria de trabajadores. Formaban el barrio los bloques de Nícar, las viviendas del Carmen Nuevo, las del Viejo, el barrio Blanco, la Charca Capuchinos y el núcleo de Pizarrales.
El barrio del rastro
[dropcap]E[/dropcap]l barrio del Oeste se formó en torno a una plaza. Su fama le vino del rastro que promocionó su dinámica asociación de vecinos. Los problemas eran idénticos a los del resto de Salamanca: el agua, los barros y el tráfico.
El barrio de posguerra
[dropcap]E[/dropcap]l problema más grave del barrio Vidal era el agua. Hasta que no comenzó el trasvase de depósito de la Chinchibarra hasta el depósito de los Cañones los vecinos no consiguieron que saliera agua de los grifos las 24 horas del día.
El barrio de las dos mentiras, ni ciudad, ni jardín
[dropcap]L[/dropcap]a Ciudad Jardín era el barrio de las dos mentiras, ni era ciudad ni tenía una sola zona ajardinada. Fue construido por dos constructores que pasaron la propiedad al Banco de la Construcción. En la década de los setenta acabó perteneciendo a una empresa inmobiliaria de Madrid. Era un barrio pequeño, de 400 habitantes, situado hacia el norte de la Plaza de Toros, entre las carreteras de Fuentesaúco y la de Valladolid. Nació en la década de los cincuenta del siglo pasado.
El barrio ligado al ferrocarril
[dropcap]L[/dropcap]a historia del Alto del Rollo está ligada a la de RENFE. En sus calles se alinearon viviendas de trabajadores de los ferrocarriles. Eran casas que reproducían el urbanismo de los pueblos de la provincia de donde procedían la mayoría de las familias. Las viviendas tenían corral y pozo. La Asociación de Vecinos “Comuneros” llegó a editar una revista, “Nuestro Barrio”, y a realizar exposiciones.
