[dropcap]A[/dropcap]rmándose de valor la extraña mujer arrancó el tercer pelo de la cabeza del Demo.
cuentos
La furia del sicomoro
[dropcap]D[/dropcap]esde siempre ha sido costumbre en este pazo que mientras está naciendo un nuevo miembro de la familia, el padre esté plantando un arbolillo. Se trata de una tradición muy antigua, entroncada con ritos ancestrales, según parece. No hace daño a la Fe y la Iglesia de Dios Nuestro Señor lo permite. Debe ser el padre de la nueva criatura quien lo riegue la primera vez con agua bendita, traída de la vieja Ermita de la Virgen.
Epílogo para Elvira
– Me ha sorprendido mucho el final del relato de Elvira. Me da la impresión como si tuviera prisa por acabarlo…
Entre espinos
[dropcap]E[/dropcap]lvira despertó en la penumbra de una choza. Intentó incorporarse pero estaba muy débil. Gritó y acudió una joven.
En el bosque
[dropcap]L[/dropcap]a vida en San Pelayo discurría normalmente… Pero una mañana en que Elvira estaba buscando hierbas y raíces en el bosque sintió cerca una voz infantil que la llamaba sin levantar mucho la voz, como si temiese ser oído…
Ervigio
[dropcap]A[/dropcap] la mañana siguiente Elvira –Ervigio–, con la cabra que le regaló Tomás, pasó por las casitas de San Pelayo y por la cruz erigida por los monjes extranjeros al lado de la ermita del Niño Mártir. Siguiendo las indicaciones del pastor se desvió hacia los escarpes que se vislumbraban desde Mediomundo. Al llegar a ellos no la fue difícil encontrar varias oquedades que podían ser usadas como habitáculos. Algunas tenían en la entrada una acumulación de bloques de piedra, como si hubiesen formado una valla protectora. Feliz por el hallazgo, Elvira escogió una para instalarse e inmediatamente comenzó a barrer el suelo y a organizarse.
Mediomundo
[dropcap]E[/dropcap]lvira sufría por su pecado. Vencida por la carne, faltó a su honrado marido y cayó en la concupiscencia con un hombre de brillante palabrería, tonante y poderoso, sí, pero con el alma asesina y negra como el ala de un cuervo.
Fray Gonzalo
[dropcap]D[/dropcap]espués de la pavorosa muerte de Ramiro y de su entierro siguieron días de horror en Almenara de Tormes. Nadie se atrevía a adentrarse en el bosque del páramo, ni tampoco en las riberas. La gente salía de sus casas lo imprescindible; parecía que la vida se había detenido. Pero más terribles aún eran las noches… Nadie dormía, todos pendientes del más mínimo ruido o ladrido canino.
Un libro infantil ilustrado para explicar cómo convivir con el coronavirus
[dropcap]¿[/dropcap]Cómo explicar a los más pequeños la situación que estamos viviendo? ¿Cómo poner en palabras sencillas un momento tan complejo? Esta fue la pregunta que se hizo la periodista segoviana María Coco el pasado viernes, 13 de marzo, cuando se anunció la declaración del estado de alarma.