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Dimes y diretes (XXXVII) Lo mío mío…

 

[dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: El refrán de hoy lo vengo oyendo en formato parecido desde hace mucho tiempo. Seguro que cuando lo leáis lo aplicaréis a determinados personajes de cuyo nombre no quiero acordarme. Cada uno que lo piense sobre quien desee y el que se pique, «que ajos coma». Está acorde con la siguiente frase, muchas veces repetida en los últimos años: «Tenéis que apretaros el cinturón» (A veces, para adornarlo, lo presentan con un «Hay que apretarse…», pero nunca dicen «Tenemos que apretarnos…«)

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Dimes y diretes (XXXVI) de cuarentena. El aso sufre la carga…

  [dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: el refrán de este martes debería ser muy tenido en cuenta por quienes no hacen sino mandar, mandar y mandar, para su propio beneficio, sin tener en cuenta el de los demás. Viene a servir como de advertencia de que la paciencia tiene un límite. Lo que ocurre es que no sabemos (…)

Dimes y diretes (XXXIV) de cuarentena. Allá van leyes…

 

[dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: Hoy haremos un poco de historia sobre un refrán. Alfonso VI de Castilla y León, presionado por su primera esposa, doña Inés, quiso cambiar el código litúrgico del rito mozárabe por el romano. Ante la oposición de muchos, se decidió hacer una especie de «juicio de Dios» entre dos caballeros, defensores cada uno de cada rito. Venció el mozárabe. Una vez conquistada Toledo, y presionado esta vez por su segunda esposa, doña Constanza, volvió a querer imponer el romano mediante la «prueba del fuego». Arrojados sendos misales a la hoguera, ardió el romano, pero no el mozárabe. Pese a ello, poco después, presionado ahora por el papa Gregorio VII, y con la oposición del clero hispano, se hizo obligatorio el ritual romano en todo el reino, salvo en algunas capillas de Toledo, Salamanca y alguna más, en determinadas fechas. Aún se conserva esta tradición excepcional.

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Dimes y diretes (XXXII) de cuarentena. Tenga el juez una oreja….

 

[dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: el refrán que presento hoy alude al aforismo jurídico romano «Audi alteram partem» y viene a cuento por algunos hechos que están ocurriendo en estas fechas. Por ejemplo: dos jóvenes, chico y chica, marchaban por una calle al anochecer. Desde un balcón fueron increpados por haber roto la cuarentena, llamándoles desaprensivos, egoístas, insolidarios… No les preguntaron. Fueron juzgados sin haberles oído. Y aquellos jóvenes venían de cumplir una labor humanitaria en una residencia de ancianos… ¡No hay que dejarse guiar por las apariencias! ¡Moderad vuestro pensamiento, y preguntad antes de hablar! Y si lo hacéis ¡no seáis cobardes, reconoced vuestro error y pedid perdón!

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Dimes y diretes (XXXI) de cuarentena. La cama es buena cosa…

 

[dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: hoy os recuerdo un refrán que se puede entender de muchas formas. Lo escuché por vez primera hace mucho, en un hospital, a una enfermera, para indicar que dejásemos al enfermo para que pudiese dormir… Mi querido suegro lo decía todas las noches después de cenar, pero de otra manera: «A la cama que es buen prado; el que no duerme está tumbado«. Veraneando en un pueblo asturiano gustó tanto la frase que la pusieron en un marco.

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Dimes y diretes (XXX) de cuarentena. Unos hacen lo que saben…

 

[dropcap]Q[/dropcap]ueridos amigos: hoy pretendo resaltar la diferencia entre los que por sus obras no merecen confianza y aquellos que son completamente de fiar. Peor sería si de los primeros se dijese que «no saben lo que hacen». En cualquier caso estamos viviendo unos tiempos en que parece que entre los que mandan predominan aquellos. ¿No os parece así?

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