– Lo mejor será que bailemos.
-¿Y que nos juzguen de locos, señor conejo?
-¿Usted conoce cuerdos felices?
-Tiene razón, bailemos.
– Lo mejor será que bailemos.
-¿Y que nos juzguen de locos, señor conejo?
-¿Usted conoce cuerdos felices?
-Tiene razón, bailemos.
[dropcap]M[/dropcap]e gusta aprovechar para discutir la idoneidad de los adjetivos que acompañan a una circunstancia cualquiera. Me parece relevante, porque podemos liarla un poquito si nos convencemos por insistencia de que un huevo frito con patatas es lo mejor del mundo o que el día ha sido un desastre porque mi equipo ha perdido en el último minuto.
[dropcap]Y[/dropcap]a va siendo hora de bajar las persianas, invitar a los rezagados a abandonar el local y hacer caja. El garito está a punto de cerrar, hay que barrer, fregar, tirar la basura y apagar las luces antes de echar la llave y la reja. Hasta mañana amigos y desconocidos que habéis pasado por este negocio este año. Días mejores y peores, como casi siempre. No siempre gustó la música, no siempre las conversaciones fueron las mejores, a días salieron las cuentas, a días nos quedamos lejos de ellas.
[dropcap]D[/dropcap]e los verbos más difíciles de todos. Olvidar. Difícil porque no es sencillo hacerle caso. Basta que se te diga algo así como “olvídate de mí/él/ella”, “olvídate de ese trabajo”, “olvídate de conseguirlo” para que se produzca un cortocircuito en ese lugar que une cerebro y corazón, para que duela y se recuerde.
[dropcap]Y[/dropcap] no lo digo por la marca de zapatillas. Es por ayudarte con la valoración ahora que le quedan poquitas hojas al año éste tan curioso. ¿El año más raro quizá? ¿Qué es raro? Al final hemos de agradecerle que su tiempo nos haya otorgado la virtud de subir el índice de cumplimiento de propuestas brindadas a la luna de la Nochevieja anterior. Aquello de hacer deporte, leer, etc. Ojito con lo que se desea…
[dropcap]P[/dropcap]alabra ésta en desuso. Recuerdo que me acuerdo de un brandy así bautizado. Junto al Magno, el Soberano, Veterano y toda una retahíla de reyes, grandes nombres, fechas e incluso batallas épicas. Quedaba claro que no era bebida de mujeres, solo apta para el hombre sin camiseta de interior, innecesaria por ese pelo en pecho que hacía inútiles los botones superiores de cualquier camisa.
[dropcap]E[/dropcap]l dicho tiene su gracia, no me digas que no. Ahora que aprendemos a decir fragoneta, van y nos lo cambian por monogoluven. Solo un ratito pequeño después aparecen los SUV, cross over, etc, y dejamos de tener ni idea de qué tipo de coche es nuestro coche.
[dropcap]¿[/dropcap]Le ataca el cansancio de la nueva normalidad? ¿Le supone un soberano aburrimiento el hoy actual? ¿Echa de menos aquellos ayeres tan geniales que se ha visto en la obligación de guardar en la fresquera? ¿Añora esos momentos arrebatados? ¿Qué daría usted por volver a ese pasado de tan codiciosa felicidad sin que viandante alguno le mire malamente, tra, trá?
[dropcap]N[/dropcap]o se sabe cuándo fue pero sí que fue. No quién, no cómo, no si funcionaría, pero funcionó. Funcionó el engaño de la fresa. Unas fresas de mentira sustituyeron a las propias fresas. Unos ciertos sabores que hicieron olvidar los sabores ciertos. Truhan rosa que se disfrazó de rojo. Goloso azúcar que supo travestirse de ácido.
[dropcap]P[/dropcap]rimera premisa, permíteme un poquito de vergüenza porque estas ideas vengan más del bar que del hospital, escribo sobre lo que percibo. Estoy listo para esquivar cantazos.