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Opinión

Estiércol frente a rigor

Esperanza Aguirre.

[dropcap]R[/dropcap]egreso de un viaje por otros mundos, porque siempre conviene airearse y seguir tomando nota mientras se respiran aires diferentes, y lo primero que me encuentro es con el despliegue de la España de antaño, a propósito de si calle sí o calle no al general Millán Astray. Y, sobre todo, me pasma una vez más con sus salidas Esperanza Aguirre, que no tiene rebozo en utilizar a Salamanca a propósito del fundador de la Legión para exaltar la bondad de su corazón, demostrada en esta ciudad.

Lo que me importa del conflicto es cómo Esperanza Aguirre retuerce la historia –en cuanto “hechos”– para deformar su posición sobre la figura de Millán Astray, y dentro de ese encuadre “esperancista” la referencia a Salamanca. La política popular afirma que el fundador de la Legión no encaja dentro de las situaciones que establece la legislación, y entre ello relata precisamente la fundación de la Legión, su dedicación a “asuntos sociales” y porque “en Salamanca fue a la cárcel a impedir que siguieran las matanzas o ejecuciones o lo que fuera que estaban haciéndose allí”.

Con su habitual desparpajo que le lleva a decir lo mismo ocho que ochenta, y de ello tenemos sobradas demostraciones, Esperanza Aguirre realiza una afirmación falsa con respecto al intento de frenar matanzas en la cárcel de Salamanca. Mientras Millán Astray permaneció en Salamanca por la presencia del Cuartel General de Franco, se encuentra sobradamente documentado con rigor, y está publicado, que se mató sin ningún freno a cientos de personas simplemente por mantener una ideología diferente a la de los sublevados contra la legitimidad de la República. Los fusilamientos se llevaron por delante a inocentes que se encuentran debidamente registrados incluso en las fichas de la propia cárcel, que los investigadores han manejado debidamente, al tiempo que buen número de personas fueron sacadas de la cárcel arbitrariamente para ser fusiladas en campos y cunetas, donde aún permanecen sus cuerpos en no pocos casos. Millán Astray no impidió nada, ni lo intentó.

El general Millán Astray se hallaba absolutamente identificado con el régimen, y por eso regresó a España desde el extranjero en cuanto saltaron los rebeldes, para unirse a ellos y aportar su contribución y entrega sin doblez. Se le encomendaron los servicios de Propaganda, como se llamaba a la información, y su dedicación entregada no necesita más que –aparte de los documentos– consultar los dos periódicos salmantinos en aquella etapa. Las proclamas del general Astray Terreros se pueden leer sin ningún problema para documentar su exaltación del golpe de Estado –eso que Esperanza Aguirre se atreve a decir que nunca hizo–, exaltación que deslizó todas las burradas que se soltaban aquellos días, sin ninguna sutileza, que por otra parte no era del manejo del fundador de la Legión. Millán Astray dejó sus rastros bien explícitos en los periódicos, además de lo que no conservamos, sus discursos enardecidos en la recién fundada Radio Nacional. Millán Astray sí exaltó el golpe de Estado y se identificó radicalmente con él, además de servir con entusiasmo desde su función militar, para nada civil, la encomienda que le adjudicó su conmilitón Franco, por mucho que desde su ignorancia peculiar –aparte de posiciones ideológicas– sostenga Esperanza Aguirre. Todo ello se encuentra tan documentado y a la mano que da vergüenza escuchar los titubeos de esa señora, a la que encanta estercolar sin freno frente al rigor de la investigación.

Y también resulta curioso que una de las razones para exculpar a Millán Astray la relacione la política con la fundación de la Legión por parte de ese militar. Muy bien, fundó la Legión. Pero ese hecho reconocido y que sirvió para disponer de un cuerpo militar no supone que pueda quedar exento de culpas por otras actuaciones. Es el mismo caso de Franco, que estuvo al lado de Astray en esa puesta en marcha de la Legión y no se anduvo corto en méritos militares en aquella etapa. ¿Y qué? Franco reventó aquellas glorias militares con sus execrables actuaciones posteriores, e igualmente Millán Astray reventó su recorrido militar anterior con sus innegables actuaciones relevantes dentro del sistema. Exaltó y participó, con peso, en el golpe de Estado y en actuaciones de la sublevación contra la República.

Que se acerque doña Espe a esos papeles bien explícitos, frente a sus sonsonetes cargados de mentira sobre hechos concretos. Como le encanta venir a Salamanca a jugar al golf, que distraiga algún rato para acercarse a las colecciones de los diarios salmantinos y lea lo que dejó proclamado Millán Astray en aquellos días de 1936 y 1937. Advertirá cuáles eran “los asuntos sociales” en los que se ocupaba Millán Astray.

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