Antes de nada, y vaya por delante, el fútbol se ha vuelto loco y ha perdido su esencia, su sentido y su origen; no tiene un rumbo fijo.
Este caos de valores, interés y sentimiento se ha dejado atrás en su ámbito más general; da igual que hablemos de cadetes o de jugadores ‘top’ a nivel mundial; y que no nos intenten vender otra cosa, no se lo crean… casi todos los clubes son iguales.
Este 25 de febrero tuvo lugar un nuevo capítulo (uno más) pónganle el calificativo que quieran, con Unionistas como actor principal de unos hechos que se veían venir desde hacía mucho tiempo, aunque algunos se hayan estado tapando los ojos. Ya saben, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
El caso es que Diego Hernansanz, hasta ahora (polémico) director deportivo de Unionistas de Salamanca ha dejado sus funciones como tal; bueno, mejor dicho, se lo han fumado, con todo lo que ello conlleva. Si nos ceñimos solo al apartado deportivo, ¿cómo es posible que hayan echado a uno de los artífices del buen momento del equipo? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Por qué el club le ha defendido a capa y espada y ahora le señala como uno de los grandes culpables de todo lo que ha pasado? ¿Está reconociendo sin decirlo que se equivocó con su fichaje y con la imagen que daba del club?
Y lo que es peor, ¿qué ocurre con los cadáveres que Unionistas CF ha dejado por el camino? En teoría, fueron Diego Hernansanz -con la colaboración de Hernán Pérez y el beneplácito absoluto de la directiva-, los que echaron al eterno capitán Piojo, a Javi Navas, a Álvaro Romero, a Diego G., a Gallego… aunque las tintas siempre cayeron en la figura de Hernansanz. ¿O es que el club lo ha utilizado para llevarse todas las ostias y ahora lo usa como escudo ante los problemas que pueden tener? No olvidemos que, salvo De la Nava, todos los jugadores a los que obligaron a bajarse la ficha, los han echado del club de una manera poco elegante.
Somos muchos los que pensamos que el poder y la actitud del ya ex director deportivo de Unionistas excedió de sus límites porque cuando uno usa su cargo para imponer una fuerza irreal sobre alguien es que no está haciendo bien las cosas. Cuando uno mira y quiere hacer que los demás lo vean así, es que no está cumpliendo con su cometido.
Al menos yo no entiendo el modo, la manea y la actuación del club con Piojo, jugador y capitán al que poco antes habían jurado amor eterno, no se fíen de los/las que dicen eso. El emblema del club salió por la puerta de atrás, de malas maneras, en una decisión apoyada por la Junta Directiva al 100%. Igual pasó con Romero, Javi Navas, Diego G., Gallego… y con una cláusula de confidencialidad para evitar que los medios, los aficionados y la gente se enterase de lo que estaba pasando. Transparencia se llama eso…
Y eso es lo que ha hecho Diego Hernansanz en Unionistas, espoleado por todos sus ‘palmeros’, que ahora le han dado la ‘patada en el culo’ para ponerlo como principal culpable de todo lo que ha pasado; algunos lo dijeron hace muchos meses, otros lo dijimos solo un poco después, pero se eligió cargar las tintas contra algunos medios de comunicación, a los que no se les ha facilitado el trabajo (solo a algunos) y las trabas y los ataques a través de las redes sociales fueron una constante. Y es posible que siga siendo así.
Para rematar la obra de arte, el club entró en la disparatada y bochornosa idea de fingir que el club echaba a Diego Hernansanz el pasado 28 de diciembre, en un juego a través de las redes sociales en las cuentas personales del presidente y el director deportivo, cuyo despropósito aún sigue coleando… y que le ha explotado en toda la cara, para confirmar un ridículo más que evidente.
Creo que pertenecer a un club de fútbol, una asociación de lo que sea o un colectivo de cualquier sector conlleva una responsabilidad, una seriedad y un compromiso; el todo vale porque lo dicen los que mandan en mi club es más propio del acomodo que del inconformismo que deben tener los socios de un club de fútbol que se han pasado meses atacando a algunos periodistas y medios de comunicación por no pensar como ellos y denunciar lo que finalmente ha terminado reconociendo el club.
Un club que se ha negado a dar la cara (una vez más) tras soltar la ‘bomba’, dando lugar a todo tipo de especulaciones. Que si mal rollo con Hernán, que si una cláusula, que si ha hecho cosas por detrás… este 25 de febrero fue imposible lograr una visión sobre lo que había ocurrido con Diego Hernansanz, al que (casi) todo el mundo idolatraba.
Todo este despropósito puede significar dos cosas; una, que Unionistas ha visto que ha metido la pata hasta el final del fango y quiere, poco a poco, sacarla para volver a ser lo que un día fue. Y eso está bien… o, simplemente, se ha quitado de encima una figura dañina, que le molestaba ahora, cuando antes había permitido cosas que han traspasado la línea con jugadores, medios de comunicación y aficionados.
Pero, no se engañen; si yo quemo mi propia empresa con mis compañeros y trabajadores dentro, la culpa no es mía; la única responsabilidad es del que ha echado la gasolina encima y ha permitido que yo tire la cerilla. Para los que no lo entiendan; la culpa de lo que ha pasado en Unionistas hasta ahora no es de Diego Hernansanz o de Hernán Pérez, es de quien ha permitido que estén en el club de los valores desde el día 1.
De todos modos, esto no es nuevo; Gorka Etxeberria, al que la Directiva tiene y tenía en gran estima también tuvo que salir del club; un año después, ha vuelto a pasar lo mismo. Igual, solo igual, hay que confiar en todos aquellos que un día sí demostraron dejarse le piel en Unionistas y no buscar fuera lo que hay/hubo en casa.
Y que quede claro, que el equipo se ha ganado en el campo, con su sudor y sus aciertos estar arriba por sorpresa, dejando por el camino a muchos históricos; ahí, hay que quitarse el sombrero. Lo de hablar de Segunda División, me parece fuera de lugar a día de hoy.
Ojalá éste sea el punto de inflexión para recuperar la esencia de lo que fue Unionistas; lo deportivo no siempre tiene por qué justificar todo, ni mucho menos.