“Hay veces que uno debe callar, porque lo contario sería un aullido”

Maribel Andrés, poeta, publica ’80.000 soldados de Terrracota’
Maribel Andrés presenta su último poemario '80.000 soldados de Terracota'.

El pretexto fue que Maribel Andrés saca poemario 80.000 soldados de Terracota, pero la realidad es que hablar con un poeta es abrir una ventana donde el aire fresco entra a raudales y serena nuestra cabeza. Durante la conversación se menciona la pérdida, el ruido que generan las redes sociales, la necesidad de aprender…

Bienvenidos, recién nacidos, al hogar. Papá y mamá son dos multinacionales. Verso de su Oda al centro comercial. ¿Qué lugar ocupa el Ratoncito Pérez en esta ecuación?
(Risas) Es una pregunta súper difícil, porque realmente el Ratoncito Pérez sería como la imaginación. La imaginación llega para romper ese especio definido y creado por otros y en el que nosotros, como dice el poema, somos una especie de lebreles, conejos adiestrados, que caminan por los centros comerciales reconociendo los espacios como propios.

¿Cómo surgió este poema?
De alguna manera se me impuso. Vivía en Río de Janeiro, me invitaban a pasear por centros comerciales. Era su costumbre. Eran lugares más seguros, tienen aire acondicionado… entiendo el contexto, pero se me hacía muy extraño. Aún así, un día fui a pasear a un centro comercial, viendo las tiendas de allí y de repente vi Zara…

Y se sintió en casa.
Entré en Zara y tuve una sensación indescriptible que intenté trasladar al poema. Me siento en casa. Era todo, el olor, la decoración… era como si estuviera en la calle Toro. Ese momento, que podíamos pensar como una vuelta al hogar, me pareció muy turbio, preocupante y horroroso. Siempre había soñado con vivir en Brasil y de repente, me recorro medio mundo, para llegar a un centro comercial y encontrarme con Zara. Solo se puede a través del Ratoncito Pérez, la poesía, la creatividad, la creación… escapar de ese lugar. Y, sentirme mal, en ese encuentro que podía ser positivo, y tratar de escribir en un poema esa sensación y alertar a los demás de ciertos peligros. Tengo alumnos de Estados Unidos que una de las cosas que más les gusta de Salamanca, a mí me llama la atención, es que los bares son únicos.

¿Qué le dice usted?
Que sí, que son únicos, porque los montaron un señor y una señora, que tienen su negocio y es suyo y el bar de al lado no tiene los mismos pinchos o decoración. No son una cadena.

En Estados Unidos hay muchas cadenas…
Claro. Ellos viven en esa gran superficie gigante. En algunos casos, las ciudades ya se han convertido en ese centro comercial…

El centro propiamente dicho sí.
Eso es. Tenemos Madrid la zona centro es como un centro comercial al aire libre. Uno camina por las grandes superficies y las tiendas son todas iguales, todo es lo mismo, en todas partes.

En la Oda al centro comercial se encomienda a Saint Laurent…
(Carcajada) Es el único diseñador que lleva un santo en el apellido.

Si las grandes firmas nos han uniformado. ¿Es la poesía ‘un verso suelto’?
Sí. Es como una mirada que pretende romper con la visión única, es como aportar otros ojos, reflexiones y otro modo de ver las mismas cosas. Una visión más caleidoscópica que su fin es romper con lo que hay. No en vano, los literatos son expulsados de las dictaduras o de gobiernos autoritarios. No porque hagan mal, ¡qué puede hacer un poema!, pero es una visión diferente de las cosas y alcanza o roza lo profundo y eso no gusta.

Ustedes escogen muy bien las palabras, desgrasan el lenguaje al límite y es una alerta para que abramos los ojos.
Trabajamos con el lenguaje a través del ritmo, de la elección de palabras… para que sea como sea, llegue a la otra persona y le toque lo más profundo. Me gusta pensar que la poesía, mucho más que la prosa, es una especie de comunicación distante con el cuerpo.

¿A qué se refiere?
Algo así como lo que ocurre cuando escuchas música. Más allá de si sabes o no sabes de música tu cuerpo responde. Para mí, la poesía tiene que ver con eso, que el lector lo puede interpretar como algo más racional, vamos a averiguar cual es el significado de este poema… y a mí me parece que es un diálogo con el cuerpo.

Maribel Andrés presenta su último poemario ‘80.000 soldados de Terracota’.

En su poema Iluminación. Los profetas enseñaban: En sus residuos // los reconoceréis. ¿Cómo cotiza el aprendizaje en la bolsa de valores de hoy en día?
Si no estoy equivocaba en un análisis así social, que quizá no me compete hacerlo…
Usted es profesora…
Pero de Literatura. (Risas) Tengo mucha suerte con mis alumnos porque ya tienen ganas de saber. Volviendo a la pregunta, si no me equivoco, los valores de hoy en día están relacionados con tanto tienes, tanto vales. Amor al dinero absurdo y absoluto en el que los chavales ambicionan una manera de conseguir dinero rápido y fácil. De alguna manera, el sistema quiere y el aprendizaje queda relegado a una especie de ámbito personal y privado, en el que sí, a ti te gusta aprender y demás, pero lo que queremos en gente que pueda desempeñar bien en las empresas.

Explíquese.
Hace poco lo hablaba con una amiga, llevamos a los niños pequeños a clases de inglés y me pregunto: ‘¿Es que a los niños de 5 años les encantan los idiomas o es que queremos buenos trabajadores en un futuro?’ Porque si es por el placer de aprender, que vayan a gallego, catalán, ruso o cualquier lengua. Pero, no, es inglés que es el idioma para que el día de mañana sean unos buenos trabajadores y sean competentes. Desde pequeños, estamos creando niños, que no es que tengan verdaderas ganas de saber, sino que estamos preparando futuros trabajadores.

Me meto donde no me llaman… Quizá sería más interesante enseñarles un poco más de filosofía, literatura…
A eso me refiero. A que si queremos que aprendan y es bueno para ello, quizá con 4 o 5 años no, pero pueden tener una pasión incipiente por algo, que debemos alentar. Pero no, los metemos a todos a inglés para que mi hijo sea bilingüe. Spoiler: ‘no va a serlo, porque vive en España’. Lo que queremos es llevarlo a eso y que tenga buen nivel de inglés y que cuando sea mayor sepa mucho inglés y tenga en el currículum que tiene un nivel alto de inglés. Me parece algo lamentable. Para mí, uno de los grandes placeres de la vida es el aprendizaje y la curiosidad. La curiosidad es uno de mis motores para despertarme cada día. Hay que aprender y descubrir cosas.

A esas edades lo hacen todo como un juego y se les quita eso… A determinadas edades una de las asignaturas más importante es el recreo.
Tengo una niña de año y medio y el primer día que fue a la escuela infantil le dije: ‘Mañana vas a ir al colegio y vas a descubrir dos de las grandes maravillas del mundo que son: la amistad y el conocimiento. Vas a aprender cosas y vas a tener amigos. Mañana es un día feliz’.

Maribel Andrés presenta su último poemario ‘80.000 soldados de Terracota’.

Permítame que le haga una pregunta con el título de uno de sus poemas. ¿Ocultamos la soledad con un perrito?
(Risas) Con un perrito y con muchas cosas. En ese libro, La lentitud del Liberto, habla como de un mundo en el que yo, y no soy la única, me siento fuera de onda, como me desencuentro con el mundo con el que debería encontrarme.

¿En qué sentido?
Hay muchas cosas que desprecio y una es esa mala interpretación del individualismo. Es como está bien ser independientes, individualistas… hasta un límite, porque muchas veces lo que encontramos son personas solas. Al final, no somos tan independientes como interdependientes. Unos dependemos de otros. No tenemos que pensar ni en familia, ni en amor de pareja, más bien en las relaciones que tenemos unos con otros, porque no estamos solos.

No. Somos muchos.
Hay veces que estamos ocultado la soledad con lo que sea, buscando salidas a esa sensación de soledad. Habitamos edificios y no conocemos a los vecinos. Nos metemos en nuestra casita a consumir nuestras cositas o divertimentos personales. Y fuera sucede el mundo. Debería ser ese encuentro el que nos salve de la soledad y no otros elementos, no necesariamente un perro…

Maribel Andrés presenta su último poemario ‘80.000 soldados de Terracota’.

Le dijo su padre que todo lo que no es silencio acaba por ser aullido. ¿Estamos en un mundo de voceros?
Pues sí. Realmente, en estos versos del libro Autobús a Fermoselle, me gusta ese final particularmente, porque lo vivo muy dentro. Hay veces que uno debe callar, porque lo contario sería un aullido. Ni siquiera la palabra de un aullido, que es diametralmente opuesto. Ahora la gente no sabe callar, en parte influenciado por las redes sociales.

Ahí hay mucho grito.
Muchas veces cuando veo comentarios, me pregunto: ‘¿Es necesario decir esto?’ Esa necesidad de decirlo en un altavoz, que a veces se nos olvida que lo que escribes lo puede leer todo el mundo. No hablo ya de odiar a los otros o lanzar mensajes súper negativos. Hablo de opinar de todo, de que quizá son temas que no dominan. Es como participar del ruido. Es un ruido constante. Uno no puede distinguir entre mensajes que vienen de alguien que merece ser leído o mensajes que no nos interesan en absoluto. Hay que distinguir entre toda esa paja. Me parece que uno tampoco tiene que contribuir al ruido. Soy consciente de que hay muchos temas, más allá de lo que habla el poema, de lo maravilloso que es callar para escuchar a otros o que no debo opinar porque mi opinión, más allá de mi familia más próxima, no le interesa a nadie. (Risas) Creo que hay que dejar espacio y aprender a callar, porque lo contraria a veces es ruido sin sentido.

80.000 Soldados de Terracota ¿Cuánto ejército se necesita para despedir a un ser querido?
80.000 no son suficientes. Hacen falta todos los ejércitos del mundo y todas nuestras herramientas íntimas y colectivas. También el apoyo de los demás para atravesar por un duelo y ser capaz de decir adiós, que en realidad tampoco es un adiós, pero es una manera distinta de querer al ser que se va y hace falta muchas herramientas, valentía y un edificio muy bien construido dentro para que no se derrumbe. De eso hablan algunos poemas del poemario, de los edificios que se tambalean cuando alguien muere o se va y cómo tenemos que reconstruir esa estructura para que no se caiga cuando venga el momento final.

Maribel ¿Uno de los verbos más importantes debería ser ‘Estar’?
Siempre. En todos los ámbitos. Primero vivir ese estar y estar para ti hoy, porque es la primera fiesta a la que estamos asistiendo cada día, con los demás también es estar y habitar. Son los dos verbos más importantes. Esa implicación, como decíamos antes hablando de la soledad, con el lugar dónde estás, el que habitas con los demás, compartes el espacio y como compañero de tus amigos, de tu pareja, de tu familia estar ahí. Creo que es el verbo.

1 comentario en «“Hay veces que uno debe callar, porque lo contario sería un aullido”»

  1. Enhorabuena por la entrevista, qué buenas preguntas, cuántas ideas interesantes y qué bien expresadas. Felicidades a los dos.

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