Una reforma aberrante

Obras en la Pontificia que afean la calle Compañía
Obras de la Universidad Pontificia en la calle Compañía.

Hablamos de una de las calles más bonitas de España. Lógico, la calle Compañía está enmarcada entre la Casa de las Conchas y la Clerecía y concluye con el Palacio de Monterrey. En medio, San Benito y la Universidad Pontificia. ¡Quién da más! Ha sido escenario de películas y es un gusto pasearla, incluso con el aire que la recorre, también en verano.

Pero, de vez en cuando, quizá para que los turistas y los foráneos no tengan el síndrome de Stendhal, ya lo intentó el Ayuntamiento el verano pasado con los macetones, y ahora lo hace la Pontificia, la afean.

Es lógico que los edificios requieran reparaciones y reformas, máxime si contemplamos paredes que tienen siglos de antigüedad. Ahora le ha tocado a la Universidad Pontificia y se nota. Lo ha visto el paseante, el turista y el despistado.

La malla protectora de la piedra de Villamayor es de un azul intenso. Se le podría pedir que hubieran hecho un trampantojo que se ve en numerosos edificios que están en rehabilitación, colocando una lona semejando la propia pared, con sus ventanas y todo, pero si esa no era una opción, al menos que la red fuera del mismo color que la piedra de Villamayor, para que el primer impacto visual no fuera tan agresivo.

La malla azul colocada en la fachada de la Universidad Pontificia en la calle Compañía.

Los despropósitos no acaban aquí. En segundo lugar, por si el caminante no se había percatado de que la Pontificia está de obra, colocan un cartel enorme que se puede ver desde el cielo. Es ostentoso, aberrante y va contra la normativa de rotulación impuesta por el Ayuntamiento de Salamanca.

El cartel anunciador de las obras.

No obstante, lo más nocivo es que van a convertir la fachada en un coladero. En patrimonio hay una premisa muy conocida entre todos los agentes que actúan sobre edificios históricos, que al menos tenga valor histórico, como es el caso de esta fachada, no es otra que se tienen que asegurar que todos los anclajes, clavos o tornillos tienen que coincidir entre dos sillares, en las juntas de unión, para no dañar la piedra.

En el caso de la fachada de la Pontificia que da a la calle Compañía, la gran mayoría de estos anclajes están en la propia piedra, dañándola injustamente. Lo curioso es que la Universidad Pontificia tiene un delegado de Patrimonio que es el que debería velar y supervisar la obra, reforma y sus detalles.

Los tornillos colocados en mitad de la piedra de Villamayor.

6 comentarios en «Una reforma aberrante»

  1. El cartelón es una barbaridad, quien quiera publicidad que la pague y cumpla la normativa, no vale aprovechar la circunstancia de una reforma para poner ese cartelón publicitario. También es tremendo lo de los anclajes sobre una piedra blanda y tan erosionable como la arenisca de Villamayor. Una multa monumental a la altura del monumento en que está puesta, por favor.

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  2. Salamanca capital de cultura?? La barbarie campa a sus anchas en esta ciudad, y con los proletarios precarios votando a todos estos que destrozan lo común que es de todos.

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  3. Son los curas, amigos. Nunca se han distinguido por su gusto…¡Abandonar toda esperanza!. Además el azul es su color favorito, ¿no pensariais ni por un momento en las lonas rojas?. Amén.

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