Tim Friede, un hombre estadounidense que ha experimentado más de 200 mordeduras y más de 700 inyecciones de veneno de serpiente, ha convertido su peligroso logro en un gran paso para la ciencia, pues su sangre podría dar lugar a un antiveneno universal “sin precedentes”, según una investigación de la Universidad de Columbia.
Ello se debe a la presencia de los anticuerpos presentes en su torrente sanguíneo, que pueden proteger contra dosis letales de veneno, aunque los antídotos deben adaptarse cada especie de serpiente.
Su sangre tiene esta capacidad tras haberse inyectado veneno de serpientes durante casi 20 años. Entre ellas, se encontraban algunas de las más letales del planeta, como informa la televisión pública de Reino Unido, BBC. Varias especies de mambas, cobras, taipanes y kraits dejaron su huella venenosa en el cuerpo de Friede.
Su objetivo inicial era fortalecer su inmunidad para protegerse al manipular a estos animales, dado que Friede es director de herpetología en la empresa biotecnológica Centivax. Ha ido documentando su proceso a través de su canal de YouTube, donde muestra vídeos durante los que se producen las mordedoras y la evolución de las lesiones.
“Al principio me daba mucho miedo. Pero cuanto más lo haces, mejor se te da, más tranquilo te vuelves con ello”, explica Friede a la BBC.
Ahora su labor durante casi dos décadas podría ser un paso significativo para encontrar un antiveneno universal contra todas las mordeduras de serpiente, subrayan los investigadores. Pero hay que esperar, pues para que los resultados permitan una aplicación práctica de los antídotos serán necesarios entre 10 y 15 años, según confirman los científicos de la Universidad de Columbia.