Haiku del día

Por fin se sabe para qué vino Feijòo a Salamanca el Domingo de Ramos... Parece que no era por las procesiones...
De izquierda a derecha. Julio López Revuelta, Alfonso Fernández Mañueco, Alberto Núñez Feijoó y David Mingo, el 13 de abril en Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

3 comentarios en «Haiku del día»

    • El cuarteto del año: Feijóo, Mañueco, López Revuelta y Minguito… ¿Están estos como para arreglar algo?

      En la Castilla y León de 2025, el poder sigue girando en torno a los mismos nombres, los mismos rostros, los mismos esquemas. El llamado “cuarteto del año” –Feijóo, Mañueco, López Revuelta y el joven Minguito– representa esa política de ciclo cerrado, donde todo cambia para que nada cambie. Viejos conocidos del Partido Popular, forjados desde sus años en Nuevas Generaciones, han crecido bajo el amparo de una maquinaria de partido que les ha allanado el camino… pero no necesariamente para servir mejor a los ciudadanos.

      Desde pequeños en la política, alimentados por el escalafón interno y premiados por su fidelidad antes que por su gestión, se han repartido cargos y responsabilidades como si fueran parte de un juego de mesa. Feijóo, desde la dirección nacional; Mañueco, como presidente autonómico; López Revuelta, en su feudo salmantino; y Minguito, promesa emergente ya bien colocada en el tablero. Todos con años de militancia, pero pocos con resultados visibles en los grandes retos de su tierra.

      Castilla y León sigue perdiendo población, oportunidades y músculo económico. Salamanca se vacía mientras se celebran actos, congresos y ruedas de prensa cargadas de humo. Hay discursos, hay estrategias electorales, hay titulares… pero no hay soluciones estructurales. Lo que sí hay es una red de cargos que orbitan entre instituciones, diputaciones y ayuntamientos, asegurando que nada ni nadie cuestione el reparto de poder.

      ¿Y qué decir de las oportunidades para la gente joven? Los que no tienen carné de partido o padrino político, deben marcharse o resignarse. El tejido productivo se mantiene a duras penas, y las grandes decisiones siguen pasando por Madrid, mientras en la región se administra la espera.

      Este cuarteto no es tanto una excepción como un símbolo. Representan el modelo de continuidad sin renovación, de experiencia sin innovación. Y la pregunta es legítima: si llevan años ocupando espacios de responsabilidad y el panorama no mejora, ¿de verdad están estos como para arreglar algo?

      Lo que necesita Castilla y León no es más propaganda ni más cuotas internas de partido, sino políticas valientes, abiertas, y decididas a romper con una dinámica que ha dejado a la comunidad estancada durante demasiado tiempo. Pero para eso, hace falta algo más que apellidos de siempre y caras conocidas.

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