Opinión

La garita de la Chinchibarra

La Chinchibarra era alta frontera

  y también  nuestro campo de batalla,

piedras, manos, pies  y palos,  la metralla

eran tiempos de diarias guerras a la carrera.

Fernando de Rojas se sincera:

 erais jóvenes ingenuos sin dinero ni muralla

ni tampoco  guerreros con cascos o  pantalla,

vuestra primera brecha era la última y certera.

El soldado de la garita,  siempre  vigilante,

del cuartel de Santiago cerraba  España,

y era el  único testigo de aquel  mundo cambiante.

Nunca cantaba el payo, el tato o el gallo

  y bajo el brasero de cisco  de la mesa-camilla,

tramando algo nuevo seguía  el  joven  caballo.

José Luis Blanco

1 comentario en «La garita de la Chinchibarra»

  1. La Chinchibarra, un teso que servía de estación de invierno en aquella Salamanca fría y un gran escape hacia la Salamanca salvaje que algunos alisaron para convertirla en plana.

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