[dropcap]E[/dropcap]n aquel lugar y en aquellos tiempos las aulas eran claustros de internamiento. Por un lado se enseñaban las letras, por otro las cifras. Se preparaba a los alumnos para batirse con éxito en duelos de los que dependerían sus ventajas y comodidades futuras. Serían otorgadas a cambio de los beneficios que aportaran al todo. Conoces el truco, nadie visa reglas que vayan en contra de sí mismo. Históricamente ganaban los que sumaban y multiplicaban. Quienes restaban y dividían dormían en el frío lecho de piedra de sus celdas. Siempre fue así hasta Que, lógico.