– ¿Sabía usted que la calle San Pablo antes se llamaba «de Albarderos?»
– ¡Qué! ¿Dónde estuvo este fin de semana? – Pues fui a la boda de un sobrino, en San Vicente de la Barquera. – ¡Hombre! Ese puerto me trae muchos recuerdos… – ¿Lo conoce? – Pues sí. He estado varias veces allí. La primera fue en 1963. Estaba en un albergue del S.E.U. en (…)
[dropcap]M[/dropcap]iranda do Douro es una ciudad fronteriza portuguesa muy agradable y acogedora. Había estado en ella muchas veces, pero ocurre como con todo: hace falta que alguien te explique las cosas para que de ellas te enteres. O lo lees…
[dropcap]E[/dropcap]n cierta ocasión acompañé a Luis Benito del Rey, arqueólogo de la Universidad de Salamanca, a Miranda do Douro, donde recogimos a su colega portugués Herminio Augusto Bernardo. El motivo de aquella reunión tripartita era cotejar por mi parte, como geólogo, si en un altar prehistórico del Santuario rupestre de «Penha das Casicas», en Vila Cha de Braciosa, había indicios de fuego ritual que lo hubiese alterado mineralógicamente.
[dropcap]L[/dropcap]a verdad es que siempre había mirado las fiestas de Carnaval con aprensión. Sin duda ello se debía a los consejos de mi madre cuando yo era niño. Por entonces, en aquel bendito colegio de párvulos la fiesta se limitaba a llevar una careta de cartulina, con los agujeros en los ojos y boca y la nariz troquelada, que comprábamos por unos pocos céntimos a la «pipera«. Se sujetaba con una simple goma elástica. Algunos llevaban otra más sofisticada, de cartón en relieve, con la cabeza de un zorro, o de un burro, diablo, o lo que fuese… Costaban algo más. Y eso era todo. Nos las poníamos en el recreo o en el trayecto al cole…
[dropcap]H[/dropcap]ace unos días la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid organizó un merecido homenaje a Antonio Arribas Moreno, fallecido el pasado mes de marzo, fundador del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca en 1968, es decir hace justamente medio siglo.
[dropcap]H[/dropcap]ace ahora 5 años que el salmantino Ayuntamiento de Cabrerizos tuvo a bien otorgarme el Premio «La Dama del Tormes», por mi trayectoria científica en su término municipal, donde, desde que llegué a Salamanca, dediqué mucho tiempo al estudio de sus estratos y de sus fósiles, especialmente las tortugas y cocodrilos que han aireado el nombre de Cabrerizos en muchísimas publicaciones.
[dropcap]E[/dropcap]stá claro que este año 2018 es el de los aniversarios. Al VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, de todos conocido y por todos festejado, no hay nada que pueda añadir o aclarar, sino alegrarme con sincera admiración por su historia.