[dropcap]C[/dropcap]uando había que hacer pedido a los Reyes Magos, mucho tiempo antes de que existiera Amazon, yo siempre tenía unas mismas ganas. Los muñequitos de Marvel. Tenía un montón, pero siempre había alguno que me faltaba, es una familia muy prolífica. Ahora no tengo muñecos, pero sigo preparándome palomitas para ver sus pelis y series. No pienso pisar la cordura diciendo que son representaciones de la vida real, pero no pienso tampoco alejarme y afirmando que son “representaciones” de la vida real.
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Las leyes de la naturaleza
[dropcap]L[/dropcap]a naturaleza tiene leyes, muchas, más que cuentos y excusas podría firmar Calleja. Una muy significativa, de la naturaleza, que no del susodicho, es su capacidad para encontrar el beneficio y el equilibrio. Si la dejamos tranquila, ella sola se regula. Cuando intervenimos, la enredamos.
Ecualizador
[dropcap]T[/dropcap]ropeceme por ahí con los ojos y caí en un corte de una entrevista a un tal Denzel Washington, un tipo que se dedica a engañarnos haciéndonos pensar que es alguien que no es y cada vez uno distinto. Transformista personal, interpretador de historias, mentiroso vocacional.
Nostalgia
[dropcap]C[/dropcap]onducía camino de la primera cita semanal con la piscina, a por esos 100 largos que hace unos meses me aseguraba inalcanzables. En la radio presentaban un libro, pero esto es lo de menos. Lo de más, en mi singularidad, era el tema que abordaban. La nostalgia. Preguntaba el conductor del programa por la utilidad de la misma. La respuesta del entrevistado fue que ninguna.
Año nuevo, como la vida misma
[dropcap]T[/dropcap]raigo hoy una noticia fresquísima, prepárate. Tómate un segundo para respirar, inhala, exhala, tranquila y profundamente. Otra vez, inhala, mantén, exhala… ¿Estás conmigo? ¿Tienes ya el foco de la atención totalmente bajo control? ¿Vamos con esa gran noticia que tengo para ti? Venga.
Feliz Novedad
[dropcap]P[/dropcap]ues bien, habrá que ir recogiendo para cerrar la tienda, digo el año. Supongo que ya tendremos más o menos claro el plan para los cuatro días gordos que nos quedan, el langostino, el vinito, las uvas, los motivos de discusión familiar, etc.
¡Sorpresa!
¿Y si un día nos levantamos por la mañana y aceptamos que somos unos desmemoriados sin álbum en el que guardar imágenes ni agenda sobre la que puedan descansar nuestras notas? Sí, es probable que pasáramos un día muy complicado, nos derrumbaríamos sobre la cama sin recordar que hay que meterse dentro, pero con el cansancio que seguro habríamos acumulado, a quién le importa.
El encuentro
[dropcap]E[/dropcap]n cualquier curso básico de introducción a la negociación para dummies o peor, se escuchará en algún momento que antes de lanzar la primera palabra hay que tener claros los negociables y los innegociables, para jugar con los primeros y a los que soldarse en el caso de los segundos.
Patos
[dropcap]T[/dropcap]ranquilamente miras al pez, ¿qué hace? Nada. ¿Y al pato? Lo mismo, ¿verdad? Sí, siempre que nos dejemos de puntillas. Quizá seríamos más certeros si dijéramos que el pez en realidad no nada, sino que bucea según nuestro criterio, quizá la pescadilla siente volar. Pero esa no es la cuestión sino un simple matiz que ignoraremos por comodidad, prestar atención a todos los detalles supondría no hacer otra cosa. Nunca más.
Personas que tú
[dropcap]H[/dropcap]ay personas que tú. Y ya. Personas de segunda singular. Que utilizan el nosotros por el mero hecho de que así incluyen un tú. Personas a quienes les da pereza el yo, el él, la ella, ñpcoquetean por obligación con nosotros y nosotras e ignoran por completo a ellos y ellas.