[dropcap]L[/dropcap]a ansiedad representa el problema mental más frecuente de todos los trastornos psiquiátricos y seguro que todos conocemos a alguien que la padece o la ha padecido.
Lo primero de lo que tenemos que hablar es de su diferencia con el miedo. El miedo hace referencia a la respuesta ante un estímulo externo identificable, mientras que la ansiedad no. En la ansiedad sería un estado emocional más difuso y sin un estímulo externo concreto.
Una de las características de la ansiedad es su naturaleza anticipatoria, esto quiere decir, que nos avisa de un peligro futuro. En un primer momento esto es algo meramente adaptativo, pero si lo que anticipamos son peligros irreales y de manera constante y duradera en el tiempo, lo estamos convirtiendo en algo desadaptativo y nocivo para nosotros.
La ansiedad implica tres niveles de respuesta:
- Subjetivo cognitivo: hace referencia a la experiencia interna, es decir, nuestra evaluación y percepción de los estímulos relacionados con la ansiedad, como son por ejemplo el pánico, la inquietud, pensamientos intrusivos, etc. En definitiva, la persona experimenta una sensación desagradable parecida al miedo. Es decir, este componente hace referencia a cómo interpretamos los síntomas ansiosos, por ejemplo, un pensamiento. Además, todas las funciones cognitivas se ven afectadas en un proceso de ansiedad, puesto que, al estar en alerta, forzamos la maquinaria y no podemos percibir correctamente los estímulos, de ahí que nuestro procesamiento de información se vea afectado y por lo tanto nuestra concentración y memoria.
- Fisiológico-somático: hacen referencia a los síntomas físicos y cambios biológicos como son la sudoración, las palpitaciones, las náuseas. Todos estos síntomas tienen que ver con un aumento de actividad de nuestro sistema nervioso autónomo. Estos síntomas físicos nos llevan a aumentar directamente el estado subjetivo de ansiedad. Es decir, interpretamos que algo va mal.
- Motor-conductual: hacen referencia a las respuestas de huida, escape, evitación, movimientos posturales, etc.
Freud situaba la ansiedad como el componente principal de las neurosis. De esta manera explicaba que era un conflicto inconsciente el que causaba la ansiedad (por ejemplo, la búsqueda de aprobación de figuras de autoridad) y para paliarla se utilizaban diferentes mecanismos de defensa que daba lugar a los síntomas neuróticos: culpa, vergüenza…
De esta manera, tenemos la parte visible de la ansiedad, como lo son los síntomas físicos y pensamientos intrusivos, y, por otro lado, lo que no se ve: el origen, que lo situamos en un conflicto inconsciente sin resolver.
Hay que destacar, que, en las neurosis, a diferencia de las psicosis, la persona mantiene intacto el contacto con la realidad y reconoce los síntomas como inaceptables.
¿Cómo trabajamos las diferentes vertientes de la ansiedad?
- Para los procesos cognitivos: es muy importante un entrenamiento en atención plena (meditación), es decir, evitar la multitarea o lo que es lo mismo, atender a 7 cosas a la vez.
Además, será importante un entrenamiento en racionalizar los pensamientos, puesto que, si estoy anticipando que algo malo va a suceder, nuestro cuerpo reaccionará con alerta y lo interpretaremos como que algo malo está pasando. Es decir, nuestra manera de pensar va a determinar qué emociones sentimos, y la interpretación errónea de dichas emociones, nos lleva a sentirlo como real.
- Para los síntomas fisiológicos: utilizamos diferentes técnicas de relajación, que enseñamos en consulta.
- Para los síntomas conductuales: será necesario un trabajo de exposición, no huir ni evitar aquello que nos da miedo, sino enfrentarlo.
Esto constituye la punta del iceberg de cualquier trastorno de ansiedad, lo que se aprecia, lo que se ve y lo que nos puede llevar a consulta. Pero como digo, cada caso es único y diferente y es necesario ahondar en el origen y el por qué, de unos síntomas u otros.
Si tienes ansiedad, en nuestra web puedes encontrar información. Si necesitas ayuda, puedes consultar aquí.