Así, dicho en latín, se le reviste a esta máxima de un empaque, de una liturgia, de un ceremonial que al aterrizar en el actual castellano quedan en evidencia sus vergüenzas.
“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, y si quieres acabar con la droga, compra y distribuye fentanilo; si quieres una sanidad pública de calidad, privatiza servicios y limpia la lista de espera transfiriendo intervenciones a la sanidad privada; si quieres un saneado sistema público de pensiones, fomente los planes privados; si quieres cuidar a tus mayores, haz negocio con las residencias que habitan; si quieres que la gente disfrute de una vivienda digna, sométela a la selva del mercado; si quieres acabar con el cambio climático y disfrutar de una planeta más limpio, vuelve a la energía fósil y a la nuclear.
La ristra de tópicos y eufemismos para justificar lo injustificable no deja de crecer. Defensa, seguridad, disuasión, solidaridad todo ello envuelto en un gran engaño y apaño: ignotas razones de Estado. No lo son una buena sanidad pública, enseñanza, pensiones, vivienda, etc., si gastar en rearmarnos hasta reventar.
Mark Rutte, a la desazón, Secretario General de la OTAN lo ha dicho con claridad : “ ..que los aliados europeos inviertan en defensa «una pequeña fracción» de lo que dedican a pensiones, sanidad o seguridad social a fin de garantizar el futuro de las nuevas generaciones”. Todo es coherente, una peor sanidad aumenta la mortandad, baja la esperanza de vida y como consecuencia disminuye el número de pensionistas, un “pequeño” efecto colateral de esta otra guerra con sordina. Su cara es el espejo del arma.
También se adorna y justifica este gasto en armas, lo llaman defensa, hablando de la generación de empleo de calidad, hay sindicatos que lo defienden, de más I+D+I, de una nueva guerra de las galaxias hipermega moderna, con drones de colores, infantería robotizada y aviación ultrasónica.
Las grandes compañías que se dedican a fabricar armas, han multiplicado su valor en bolsa, otro suculento “efecto colateral” de esta guerra sin sentido que nos marca el camino hacia un abismo de consecuencias imprevisibles, en ningún caso positivas ni para el planeta, ni para la mayoría de los seres que le habitamos.
Si quieres democracia, no pienses, déjate llevar, no dudes, solo existe un camino, el del rearme. Y así nos lo imponen, y quien no piense como mandan las élites es un hippy trasnochado que vive en otro mundo, fuera de la realidad. Hay que volver a la razón tabernaria a golpe de barra, a la sobredosis de testosterona, al sol y sombra, más sombra que sol, y al palillo plano en continuo trasiego entre la comisura de los labios y la trastienda de la oreja.
Disponemos de 15.000 armas nucleares que podrían destruir el planeta varias veces, pero no es suficiente, la disuasión quiere seguir haciendo negocio. No hay bares para tanta jeta.
Por. Santiago Herranz Castro.
3 comentarios en «Si vis pacem, para bellum»
Enhorabuena por un artículo tan necesario, claro, contundente y revelador de lo que los discursos diarios que intentan convencernos de la necesidad del MAL.
Buen articulo, compañero. Por ahí va el Militarismo y el Fascismo Populista y la Socialdemocracia, estrategias de las burguesías nacionales para salvar al Capitalismo a escala planetaria. Pero nos tendrán enfrente, porque si no es así, ya no es suficiente la resistencia simbólica. Lo que temen es la Organización y tenemos que pensar y actuar con la máxima rapidez que podamos.
Buen artículo, compañero. Militarismo, Fascismo Populista y Socialdemocracia son las estrategias de las burguesías nacionales para «curar» la enfermedad del Capitalismo a escala planetaria y retardar su agonía imperialista.
Pero tenemos que ponernos en pie y luchar y organizar porque si no lo hacemos y seguimos con resistencias simbólicas, utilizarán las estrategias más convenientes en cada momento.
Solamente temen la lucha consciente y la Organización que perdure en el tiempo.